Paisajes de agua y montaña para disfrutar en tierras de León antes de que llegue el frío

  • Maravillosos paisajes como los de la Laguna de las Verdes, los Lagos de Carucedo y Somido o los de La Baña y de Truchillas.
  • Y los hay que han nacido de la mano del hombre como el Embalse de Riaño o el Embalse de Casares.
<p>El embalse refleja las montañas del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.</p>
El embalse refleja las montañas del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.
WIKIPEDIA/Lariob
<p>El embalse refleja las montañas del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.</p>

Aunque también es tierra de campos y tierra de valles fértiles, la provincia de León es, sin duda, tierra de montaña. Esta provincia está salpicada por lagos y lagunas que la naturaleza ha ido formando y que constituyen destinos turísticos en sí mismos. Pero es que la acción del hombre también ha dejado obras, con pantanos y embalses con mucha historia y atractivo. Son varios paisajes de agua para disfrutar en León antes de que llegue el frío.

Embalse de Riaño

Bajo sus aguas quedó el antiguo pueblo, que fue sustituido por el Riaño actual, que encontramos arropado por impresionantes paredes de piedra caliza. El inmenso embalse, cuyas aguas reflejan cual espejo las montañas del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, es todo un espectáculo que merece ya una visita y más de una parada a lo largo del trayecto.

El paraje es de enorme belleza, de modo que una de las actividades más recomendables es que el viajero se dedique a disfrutar del paisaje. Para los más activos, la sugerencia es optar por una inmersión en la naturaleza a través de alguna de las diferentes rutas de senderismo en los alrededores del pantano. También pueden practicarse deportes náuticos: vela, surf o navegar por el embalse en un catamarán de 22 plazas. Una bonita manera de conocer los llamados fiordos leoneses y observar sus paisajes, su flora y su fauna.

Bosques de hayas, robles, acebos y tejos y un sinfín de plantas aromáticas y medicinales rodean el pantano. Estos parajes cuentan con otro atractivo para la visita: estas tierras leonesas son el hogar del oso pardo y el urogallo, dos especies emblemáticas de la Cordillera Cantábrica. Además, por allí habitan la cabra hispánica y el lobo.

Lago de Isoba

Más al norte que el embalse de Riaño, cerca de la estación invernal de San Isidro, León esconde un lago de origen glaciar situado a 1.120 metros de altitud. Está en el paraje de Vega Fonda, lo rodean los picos de San Justo y Los Niales y se encuentra también dentro del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre.

Además, localidades como Puebla de Lillo, que podríamos denominar la capital de la comarca, o el propio Isoba, un pequeño pueblo antesala de la estación de esquí de San Isidro. Hay voces que consideran los paisajes de este pueblo como uno de los de mayor valor ecológico de la provincia. Varias rutas de senderismo permiten disfrutarlo y descubrir otros lagos como el Ausente y pequeñas lagunas como las del valle del Haza.

Embalse de Casares

Está dentro de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga, en el término municipal de Villamanín, concretamente en Casares de Arbas. Está rodeado de montañas y su aspecto es el de una alfombra verde salpicada de puntos de los colores de las flores silvestres en la que pastan las vacas pacientemente vigiladas por los mastines leoneses siempre en guardia por si se acerca el lobo.

La principal actividad del viajero es, seguro, disfrutar del paisaje, pero la escapada puede dar más de sí. Por ejemplo, es un lugar ideal para el disfrute de los amantes de la pesca, como sucede en otros puntos de la provincia de León, famosa por sus ríos trucheros. Se pueden realizar algunas actividades náuticas y, sobre todo, disfrutar de ese especial paisaje introduciéndose en él a través de las rutas de senderismo que lo recorren. Y, si eso de caminar se queda corto, los más valientes pueden subir a la cima de las Tres Marías, una de las montañas que rodean el embalse.

Laguna de las Verdes

Es de origen glaciar y está en plena Reserva de la Biosfera de Babia. Una densa vegetación la cubre, sobre todo en verano, de ahí su nombre. Las cristalinas aguas de esta laguna están a 1.750 metros de altitud y proceden de las aguas del deshielo. Son muchas las montañas que la rodean, todas de importante altitud, como el pico Montihuero (2.187 metros), la Aguja de las Colaradas (2.006 metros), la peña Los Años (2.157 m.) o la peña la Chana (2.068 m). Entre su fauna destaca el tritón, un anfibio considerado como especie protegida.

La laguna está a sólo cinco kilómetros de la localidad de Torre de Babia. Desde allí podemos iniciar una ruta cuya primera parada es la torre medieval que da nombre al pueblo. El itinerario cruza el arroyo de Torre y continúa entre prados de siega hasta llegar a una majada pastoril. A partir de ahí, son las veredas de ganado las que conducen hasta la propia Laguna de Las Verdes. Desde allí, se inicia el descenso para regresar al pueblo.

Lagos de Carucedo y Somido

Estamos en la comarca de El Bierzo, que linda con Galicia, zona minera donde las haya. De hecho, estos dos lagos surgieron a raíz de la explotación minera de Las Médulas. El lago Carucedo, cuyo origen son las explotaciones de oro, está rodeado de castaños, encinas y y juncos que forman un espacio natural protegido como reserva ornitológica. En sus aguas habitan anguilas, bogas y truchas y por los alrededores encontramos aves como el ánade real o la garza real.

El Lago de Somido también tiene su origen en la actividad minera de los romanos que cambió el drenaje natural de todo el entorno. Como consecuencia, se fueron formando los lagos y humedales de Las Médulas, que están protegidos medioambientalmente. Desde la localidad de Las Médulas parte una ruta de menos de 2 kilómetros que conduce al lago. Es una ruta cómoda que se puede hacer a pie o en bici.

Lagos de La Baña y de Truchillas

En la comarca leonesa de La Cabrera, donde también los romanos dejaron su huella en las minas de oro y los canales de agua, encontramos el lago de La Baña, un lago de origen glaciar a 1.380 metros de altitud que está declarado Monumento Natural. Está a unos 10 kilómetros del pueblo (La Baña) desde donde se puede comenzar la ruta hacia el lago primero por carretera y después por pistas abiertas para la explotación de la pizarra. El último tramo del itinerario se hace por un camino. La vegetación que vamos encontrando en las proximidades del lago se compone de tejos, acebos, serbales y un pequeño bosque de abedules.

En la misma comarca encontramos la localidad de Truchillas, próxima al lago del mismo nombre y al que podemos acceder por un camino que sale de la carretera que une el pueblo con el Alto del Peñón y que nos permitirá disfrutar de un paisaje que ha sido modelado por los glaciares que ocupan el valle desde el Cuaternario. Pequeñas muestras boscosas de abedul, aliso, roble o serbal nos recuerdan que muy probablemente en el pasado fueron bosques que ocuparon todo el valle.

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