Los Secretos: "No puedes decir 'Montoro asesino' en una canción"

  • "Con 15 años hacíamos todo a escondidas y no era solo por miedo a nuestro padre", dice Álvaro Urquijo, que acaba de publicar 'Una vida a tu lado'.
  • "Somos como un fondo de armario, nunca estamos de moda pero siempre somos un buen recurso".
  • "Alcaldes como Tierno Galván se abanderaron la movida cuando fue él quien se aprovechó de algo que ya estaba ahí".
El grupo Los Secretos antes de su entrevista con 20minutos.
El grupo Los Secretos antes de su entrevista con 20minutos.
JORGE PARÍS
El grupo Los Secretos antes de su entrevista con 20minutos.

Hace dos décadas los hermanos Urquijo empezaban a escondidas –de ahí Los Secretos– a montar la banda de la que hoy solo queda Álvaro. Enrique, la voz y la mitad del alma de la formación, murió en 1999; también el amigo con el que empezaron, Canito, y después José Antonio Díaz. Hoy con Álvaro Urquijo están Jesús Redondo y Ramón Arroyo para presentar Una vida a tu lado (Warner), un documental sobre su vida y cuatro discos recopilatorios.

Pese a las desgracias, el documental es casi optimista...

Álvaro (Á.): No queríamos hacer un dramón, queríamos contar lo que hemos vivido y reconocer al público su valor. Por ellos seguimos cuando nos echaron de la compañía en el 83.

¿Qué hizo el público entonces?

Á.: Devolvieron las ganas a mi hermano Enrique, cuando nos echaron de la compañía. Estuvimos hasta el 86 sin trabajar. En esa etapa, un día entramos en un bar a por tabaco y sonaban Los Secretos. Nos reconocieron y todos nos abrazaban. Ahí Enrique decidió continuar, dijo: "Se acuerdan de nosotros".

Ramón (R.): Pero sí que hubo que partir de cero, incluso un mánager quiso cambiar el nombre del grupo.

Con el significado que tiene para ustedes el nombre, porque sus inicios fueron en secreto...

Á.: Sí, yo con 15 años hacía todo a escondidas con mis hermanos y no era solo por miedo a nuestro padre, que no quería que nos dedicáramos a esto. Es que no tenía ni un amigo que lo hiciera, era algo único. Y aunque nunca hayamos sido un gran éxito, esto ha sido mi vida. Es más: el gran secreto de Los Secretos es que nunca hemos estado de moda. Nunca hemos sido un éxito y espero que nunca lo seamos.

¿Por qué? ¿Mejor ser un long seller que best seller?

Á.: Sí, eso nos ha pasado. Somos como un fondo de armario, nunca estamos de moda pero siempre somos un buen recurso.

¿Muchas veces han tenido ganas de tirar la toalla?

Á.: A veces, pero no puedo criticar a las discográficas. Hubo un momento en el que o eras famoso o no existías. Y nosotros siempre estuvimos en ese margen de zonas grises, no éramos ni un éxito ni un fracaso pero siempre teníamos público.

¿Cómo se vive el cambio de una España en la que todo giraba en torno a la música a una en la que tan poco gira en torno a la cultura?

Á.: Empezó a cambiar en 2003, cuando los ordenadores entraron en las casas y gente muy honrada que siempre compraba discos dejó de hacerlo. No se hizo un plan preventivo, porque nunca hemos sido parte de los intereses políticos. Alcaldes como Tierno Galván se abanderaron la movida cuando fue él quien se aprovechó de algo que ya estaba ahí.

¿No fue con Tierno una de las mejores épocas?

Á.: Sí, pero porque no había un régimen severo. No se cerraban salas, había permisividad y no existían las normas que obligan a cerrar garitos. En aquella época, la recuerdo bien, no queríamos salir en la tele, solo tocar. Nuestra música era un chorro hacia América de calidad, ahora es la música latina la que nos invade. ¿Cuántos discos llenarías de canciones españolas desde 2000 hasta hoy? Es la devaluación cultural de esta sociedad, nosotros somos de una generación cuyo fin era cultural.

¿Impensable para ustedes una fotografía como la actual?

Á.:Nosotros nos criamos bajo puertas que se abrían hacia la libertad y ahora volvemos a viejas fronteras y populismos. La misma confusión achaco a los que votan a Trump que a los que luchan por dividir una sociedad como la catalana. Hay una especie de lluvia de odio.

¿Qué canción de Los Secretos elegirían para retratar este momento?

Á.: Quiero beber hasta perder el control para olvidar todo lo que estamos viendo.

R.: Quiero beber hasta no ver a Puigdemont.

Jesús (J.): Volver a ser un niño, que tenía esa conciencia de volver a creer. Habría que recuperar la mirada de cuando éramos niños y lo veíamos todo más claro y de forma más inocente.

R.: Pero el mundo no se mueve por parámetros inocentes. Se mueve por dinero y nada más.

¿Qué puede hacer la música por cambiar la sociedad?

Á.: Es democrática y libre. Nadie te puede obligar a que te guste. Cualquiera con sensatez puede elegir. Indignado como he estado por la desaparición de la cultura, he escrito canciones; pero no hemos sacado disco desde hace cinco años porque he destruido todas. No me gustan porque me parecen protesta. Yo no veo a Los Secretos haciendo protesta con la música. La música es el lenguaje de la paz y el amor. No puedes soltar un «Montoro asesino» en una canción...

¿Alguna canción que les cueste en directo?

Á.: Agárrate a mí, María, porque es muy personal de Enrique. En ella canta a su hija. Enrique, cuando tenía altibajos depresivos, se bebía una botella o se tomaba una pastilla y en esa canción mi hermano le pide perdón a su hija por eso. Tenía baches gordísimos. Hasta hace muy poco yo no la podía cantar, y me sigue emocionando. No sé cuánto ha de pasar para que no te afecte, la muerte de Enrique no es algo que esté superando. Y su recordatorio nos sirve para tener un concepto claro, los principios que él nunca se saltaría. El otro día estábamos en un programa de televisión y pensé: si Enrique estuviera ahora aquí, nos daría con el zapato.

¿Era el que más límites tenía?

Á.: No le gustaba nada el mundo comercial. No entraba bien a vender el producto. No entendía que hubiera que coeditar con grandes emisoras ni que las discográficas no le trataran bien. Las primeras discográficas le decían: tienes que practicar horas de espejos y buscarte tu cara más guapa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento