López Obrador, el presidente de México y nieto de un cántabro que ha dado una patada al avispero de la Conquista

López Obrador, durante su rueda de prensa diaria en Palacio Nacional.
López Obrador, durante su rueda de prensa diaria en Palacio Nacional.
Sáshenka Gutiérrez / EFE
López Obrador, durante su rueda de prensa diaria en Palacio Nacional.

Como en casi todas las democracias latinoamericanas, los textos oficiales de historia en México están impregnados por una ideología nacionalista. Los niños solían crecer con la idea de que en la Conquista hubo buenos (los indígenas) y malos (los españoles). Una idea que no genera odios, que no mueve a la gente a manifestaciones violentas, pero que se ha quedado durante cerca de un siglo en el ideario colectivo, y que ahora el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, ha recuperado para granjearse apoyos en su propuesta de pedir al rey Felipe VI que se disculpe por los abusos cometidos durante el choque de los imperios azteca y español en el siglo XVI.

López Obrador pasará a la historia por haber sido el primer presidente mexicano, al menos en la etapa democrática que el país inició en el 2000, que demanda formalmente al jefe de Estado español una disculpa por los abusos cometidos durante la Conquista, encabezada por Hernán Cortés y una alianza de pueblos mexicanos que terminó con la caída de Tenochtitlán en 1521.

Conocido como El Peje (un apodo que viene de pejelagarto, un pez representativo del estado en que nació, Tabasco) y como AMLO (por la tradición política mexicana de nombrar al presidente por las iniciales de su nombre), López Obrador nació en la localidad tabasqueña de Macuspana en 1953.

Nieto de cántabro

El presidente es hijo  primogénito de Andrés López Ramón y de Manuela Obrador González. Ella era hija a su vez de José Obrador Revueltas, un cántabro originario del municipio de Ampuero que a principios del siglo XX se unió al exilio de españoles que partieron hacia América en busca de una vida mejor. De acuerdo con una biografía no autorizada de Blanca Gómez editada por Planeta, Obrador Revueltas llegó a México por mar, un polizonte sin papeles que hizo la travesía escondido en un barril.

Ya en México, el abuelo del actual presidente se casó con la hija de un asturiano y tuvieron seis hijos, uno de los cuales era Manuela.

Sin ser especialmente el eje de su carrera política, el indigenismo ha estado presente en la formación de AMLO. Entre otros cargos que desempeñó en su natal Tabasco estuvieron los de coordinador del Centro Indigenista Chontal y el de delegado del Instituto Nacional Indigenista en la región.

Formado como político en el PRI (Partido Revolucionario Institucional, que estuvo 71 años en el poder), a finales de la década de los 80 salió junto a otros prominentes políticos de esa formación para fundar el PRD (Partido de la Revolución Democrática), en donde comenzó la carrera que le llevaría a la jefatura del Gobierno del Distrito Federal y a convertirse en referente para la izquierda mexicana.

Fue derrotado dos veces en las elecciones presidenciales y solo a la tercera, en 2018, pudo finalmente alzarse con el triunfo y convertirse en presidente de México (cumpliendo otro hito: el primer presidente de un partido de izquierdas de la etapa post PRI).

Aunque ha saltado en las últimas horas a las portadas de la prensa por su demanda de reparaciones, el tema de la Conquista no figuró durante su campaña electoral (de hecho, no es un tema que haya figurado especialmente en las propuestas de ningún candidato presidencial en los últimos 30 años). Su programa estuvo centrado en temas como reforma energética, educación gratuita y combate a la inseguridad, la pobreza y la corrupción.

Encuentros con el rey y Sánchez

La Conquista y sus consecuencias tampoco ha estado presente en los cara a cara que López Obrador ha tenido en México con los máximos representantes españoles. El rey Felipe VI acudió a su investidura en diciembre del año pasado, y de hecho fue el primer líder extranjero con el que el nuevo presidente se reunió.

Posteriormente, a finales de enero pasado, Pedro Sánchez le hizo una visita oficial y tuvieron un encuentro en Palacio Nacional. Ambos mandatarios hablaron de inversiones, de la crisis en Venezuela, e incluso de literatura, pero no de Hernán Cortés. De hecho, Sánchez obsequió a López Obrador con una copia del acta de nacimiento de su abuelo.

Tampoco fue un asunto que estuviera en la visita que López Obrador hizo a Ampuero en septiembre de 2017, invitado por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. El político preparaba su campaña a las presidenciales y protagonizó un encuentro organizado por El Diario Montañés que se llamaba Proyecto de nación para México 2018-2024.

Por ello ha sorprendido ahora que AMLO haga una demanda que jamás ha estado entre las prioridades de la diplomacia mexicana. Una demanda que indudablemente le granjeará simpatías en parte de la población en momentos en que no han acabado de cristalizar sus prometidas reformas.

Aún no ha dado tiempo de ver el efecto que tendrá en el combate a la delincuencia la recién creada Guardia Nacional, el nuevo cuerpo de seguridad creado como alternativa a los cuerpos policiales y el Ejército. Tampoco ha sido popular su estrategia para evitar el robo de gasolina de la petrolera estatal Pemex, usando camiones cisterna en vez de ductos para distribuir el combustible; algo que generó escasez en varias zonas del país a principios de año.

Con todo, ya este martes López Obrador ha intentado rebajar las posibles tensiones que ha causado su propuesta. En su rueda de prensa diaria en Palacio Nacional de la Ciudad de México, ha señalado que su petición de disculpas no pone en riesgo la relación entre ambas naciones.

"No, para nada. No se pone en riesgo (la relación bilateral). Es un asunto de voluntades, y de conciencia, de cada quien", dijo el mandatario, según la agencia Efe.

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