"Sí soy de Murcia, de Murcia, y muy orgulloso". La tarjeta de presentación de Carlos Alcaraz no deja lugar a dudas sobre su carácter. Lo tiene. Sueños, también: "Quiero ser el número uno del mundo". Y no es arrogancia la de este joven tenista de 17 años –pues destila sencillez–, es realismo: desde que apenas era un renacuajo ha ido escalando peldaños, recogiendo expectativas y confirmándolas como mejor sabe: a raquetazos.

Este miércoles, Alcaraz asombró al planeta tenis abusando por primera vez de un top 15 mundial, David Goffin, que solo pudo reconocer la evidencia tras ser apeado de Melbourne en dos sets (6-3 y 6-3): "Carlos tiene muchísimo talento, no pude hacer nada. Tiene muchísimo futuro por delante".

Como todo prodigio, sea en el campo que sea, el mayor peligro que acosa a Alcaraz es quedar ahogado ante la montaña de halagos superlativos, récords precoces y focos orientados en su dirección: es el tenista más joven en acceder al top 500, su trayectoria camina paralela a la del joven Djokovic e, incluso, supera en algunas estadísticas a Rafa. Nadal, el gran árbol al que todos buscamos sombra. La de Alcaraz es la más alargada, pero aún queda por regar.

Una vida sencilla en su tierra

Por suerte, los cimientos del chico parecen firmes: Murcia, su familia (es el segundo de cuatro hermanos) y un equipo de asesores para mantener al chico a salvo en la tierra, lejos de las nubes que tan poco sujetan. Allí le acompaña a diario su entrenador, que se llama Juan Carlos Ferrero y ha sido número uno del tenis mundial. «Carlos tiene un potencial enorme y lo va desarrollando como más o menos esperaba», ha repetido ya en varias ocasiones. "Además, se crece ante los grandes rivales".

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Queda todavía por ver si Alcaraz llegará a tiempo de jugar contra su gran ídolo, Roger Federer, el espejo en que se mira: "Mi estilo es más o menos como el suyo. Me gusta jugar agresivo y con muchos golpes ganadores". Al menos, el prodigio de Murcia ya puede presumir de haber tenido al suizo al otro lado de la red, durante un peloteo en Wimbledon. De algo tiene que valer que Juan Carlos Ferrero sea tu entrenador. 

¿Y de Nadal? "De Rafa me quedo con su ambición, con su mentalidad", ha confesado también Alcaraz, que durante la obligatoria cuarentena en Australia ha devorado la biografía de Rafa, amén de convertir en gimnasio las cuatro paredes de su habitación. Y enseñarlo por redes, claro, que tiene 17 años.

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"Durante la cuarentena intenté mantenerme bien físicamente y seguir el plan fijado al pie de la letra. Tengo muchas ganas de mantener este nivel de cara al Grand Slam. Creo que me encuentro muy bien físicamente y que mi tenis ha sido muy bueno", comentó este miércoles nada más terminar su partido de inflexión ante Goffin.

Aún le quedan a Alcaraz unas semanas –o días, según decida el bicho– por tierras australianas antes de volver a su Murcia y a la tierra de las pistas alicantinas de Villena para seguir puliendo su tenis, que apunta tan alto. Sabe su gente, sin embargo, que muchos fueron los Icaros que quisieron volar cerca del astro Nadal y terminaron quemándose, así que por mucho que la joya evolucione con rapidez, mejor pulirla a fuego lento.