Hamilton y el régimen saudí se enzarzan por la falta de derechos humanos: "Hay mujeres en la cárcel por conducir"

Lewis Hamilton, durante el GP de Arabia Saudí
Lewis Hamilton, durante el GP de Arabia Saudí
Mercedes AMG F1
Lewis Hamilton, durante el GP de Arabia Saudí

El uso del deporte para blanquear la falta de derechos humanos en países como Arabia Saudí está en el foco de cada evento que se celebre allí. Pasa con el rally Dakar, que se disputará a partir del mes de enero, las Supercopas de fútbol o, ahora, el Gran Premio de Fórmula 1.

El nuevo circuito de Jeddah Corniche, que se acabó de construir literalmente a horas de que arrancaran los entrenamientos libres del nuevo GP de Arabia Saudí, es el último escenario para ese intento de mostrar la modernidad de un país que sigue estando a años luz en términos de respeto a las mujeres o a los homosexuales de lo mínimamente respetable. 

Los pilotos de F1 no han boicoteado el GP, aunque podrían, pero sí han emprendido diversas iniciativas para poner el foco en esos asuntos. Sebastian Vettel, por ejemplo, ha organizado una carrera de karting para mujeres.

Lewis Hamilton, como vigente campeón y candidato al título, ha sido muy claro. "La F1 tiene el deber de ayudar a crear conciencia sobre ciertos problemas que se ven con los derechos humanos en estos países a los que vamos. He recibido una cálida bienvenida de la gente, pero no diría que me siento cómodo compitiendo en el país", admitió en la rueda de prensa previa del jueves.

El británico es un gran defensor de diversas causas y su activismo es una de sus marcas personales. De hecho, repetirá con el casco arcoíris que ya mostró en Catar (otro de los países donde se pena con la cárcel las muestras públicas de amor entre dos personas del mismo sexo) para volver a poner el foco en este asunto.

"¿Me siento cómodo aquí? No diría que sí, pero no es mi elección estar aquí", apuntó, y puso un ejemplo claro. "Aunque la ley se cambió en 2018 para permitir que las mujeres conduzcan legalmente, algunas todavía están en prisión por conducir hace muchos, muchos años. Deben realizarse muchos cambios y nuestro deporte necesita hacer más", reclamó publicamente.

Estas palabras han recibido la respuesta de la más alta instancia del deporte de motor allí, el príncipe Khalid bin Sultan al-Faisal, que además de ser miembro de la realeza es el presidente de la Federación de Automovilismo y Motociclismo Saudí. Sin llegar a afearle esas opiniones, sí le ha dejado claro que es la manera en la que ellos llevan las cosas.

"Es bueno ver a la gente defender lo que cree. Pero al mismo tiempo, tenemos nuestra cultura, nuestras tradiciones. Entendemos totalmente por qué lo hace alguien con sus antecedentes y con su cultura. Creo que debería hacer lo que hace, lo que sea que apoye, y pensar que cree que es adecuado para él, respetamos su opinión", dejó caer.

La F1 como plataforma política

El llamado 'sportwashing' lleva usándose desde hace años por diversos regímenes más o menos democráticos. Azerbaiyán es uno de los ejemplos más claros, o China, pero también antiguamente la Sudáfrica del apartheid albergaba carreras de Fórmula 1. En este sentido, el Gran Circo nunca ha sido ejemplo de nada.

Por eso, Jean Todt, presidente de la FIA, ha pedido alejarse de las protestas sociales. "El motorsport no debe ser usado como una plataforma política. Eso es absolutamente esencial", ha dicho en declaraciones recogidas por la CNBC. Pese a esta petición oficial, Todt apoya la libertad de expresión de cada piloto. "Yendo a ciertos países donde hay algunas dudas sobre la forma en que están ocurriendo las cosas, le damos la oportunidad a la gente de hablar, y creo que le damos un poco más de visibilidad a los países. Hay total libertad para cualquiera que quiera hablar, que quiera manifestarse, puede hacerlo", zanjó al respecto.

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