Rumbo al Maratón de Sables, la carrera más dura del mundo... o casi

  • Este domingo comienza el Maratón de Sables, una carrera mítica.
  • 59 españoles participarán en ella, tras meses de durísimo entrenamiento.
  • El reto: cubrir en règimen de autosuficiencia alimentaria 250 kilómetros en seis etapas.
Una panorámica de Sables, una carrera única.
Una panorámica de Sables, una carrera única.
@IANCORLESS
Una panorámica de Sables, una carrera única.

La semilla en un desafío así es un gramo de locura. En este caso la de Patrick Bauer, el tipo que en 1984 cruzó sin más compañía que su sombra 350 kilómetros del Sáhara. Andando. Alimentándose de lo que hallaba en su mochila. "Abrí las puertas del espíritu", dijo entonces, y decidió compartir su felicidad, pues no le vio sentido a disfrutarla en solitario.

Y nació el Maratón de Sables.

En cifras: una carrera de 250 kilómetros en seis etapas por las dunas del Sáhara marroquí en regimen de autosuficiencia alimentaria. En sensaciones: conocer, llegar y superar los límites del ser humano. En el diccionario: la carrera más dura del mundo, o una de ellas al menos. Para la mayoría de mortales: un suplicio inaguantable. Para un puñado de desquiciados -ahora lo están-, todo.

1.200 atletas, 59 de ellos españoles, comenzarán la trigésimosegunda aventura a partir del 9 de abril, muchos de ellos con dos metas, la deportiva y la solidaria, pues su mochila llega cargada y fortalecida por un sinfin de causas. No hay que olvidar que Sables es, amén de aventura y deporte, camaradería y solidaridad y juega un papel básico en la zona a nivel de formacióm de niños, ayuda a las mujeres y causas solidarias de todo tipo.

Los 'sableros' llegan de todas partes del mapa (52 países) en una mezcla de lo más heterogénea: niños de 17 años y veteranos de 80, atletas profesionales y héroes a los que hace años su oncólogo daba meses de vida, o veteranos de Afganistán a los que una bomba arrancó las dos piernas. Hay de todo en Sables, y para todos coinciden las reglas durante una semana espartana, con temperaturas oscilantes entre los 0 grados y los 45.

"Tan importante es haber entrenado el cuerpo como el coco", coinciden muchos veteranos. "Cuando te quedas solo en el desierto, ante las dunas, lo que cuenta es lo de arriba". Durante la competición, los participantes solo recibirán agua de la vigilante organización, que no les pierde de vista por tierra y aire.

El resto de la casa irá a cuestas, mochilas de 8 ó 10 kilos que exigen una diplomatura en tetris: bebida, comida liofilizada, algún capricho, espejo para hacer señales, bomba antiveneno, saco de dormir, esterilla, ropa variada, útiles varios de aseo personal (no hay ducha), manta térmica,brújula, pastillas de sal, frontal... Y montado todo, a correr 30,40...90 kilómetros. Esta última distancia llega en la etapa 'non-stop', que puede acabarse en.. 11, 12 o alguna hora más. Ah, y al día siguiente, un maratón. No obstante, los atletas apenas conocen el recorrido hasta casi el momento de atarse las zapatillas y ajustar las polainas.

Y sí, la gente paga por esto. El mundo de la opinión es tan rico que el suplicio para unos es liberación en otros. "En esta prueba cada uno descubre secretos que nunca había imaginado", confiesa Patrick Bauer. "Hasta que no corres algo así y lo acabas, no te das cuenta de lo que supone", amplía José Francisco Iglesias, uno de los españoles en la línea de salida, que guarda en el retrovisor semanas de hasta 145 kilómetros por la sierra madrileña, para arriba, para abajo, cabra montesa. Echen cuentas e imaginen el sacrificio. "Sí, todos estamos un poco 'Lokos', la verdad". Tiene razón.

Cielo e infierno, ambos campan por Sables. En sus puestos...

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