No le ha dado demasiada fortuna a Brasil organizar dos Mundiales. Si en el de 1950 sufrió el conocido Maracanazo, la decisiva derrota ante Uruguay en el estadio de Maracaná (1-2), en su segunda intentona de 2014 sufrió una humillación histórica que todavía escuece entre los aficionados brasileños.

Brasil cayó goleada por 1-7 ante Alemania en la semifinal disputada en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, una ignominia para la selección más laureada de los Mundiales, que fue bautizada en la prensa del país como Mineirazo, un guiño a lo ocurrido en Maracaná 64 años antes. Fue la peor derrota de la Canarinha en toda su historia y desencadenó actos vandálicos en algunas de las principales ciudades brasileñas.

Alemania pasó a la final y derrotó a la Argentina de Leo Messi en la prórroga con un gol de Goetze (1-0) para proclamarse campeona del mundo por cuarta vez, igualando así los títulos de Italia.

Pero si Brasil sufrió en este Mundial una humillación histórica, no se quedó atrás la que de España. La Roja se plantó en este campeonato como defensora del título, pero quedó eliminada en la primera fase en la que, además, cayó goleada por 1-5 ante Holanda, que se vengó así de la final perdida en 2010.

En este campeonato hubo también otras grandes decepciones, como Italia, Inglaterra o Portugal, que tampoco superaron la fase de grupos.