España ya no es solo la principal puerta de entrada a Europa del hachís marroquí. En los dos últimos años se ha convertido además en una de las principales zonas de cultivo de marihuana de la UE. Las plantaciones de maría han empezado a proliferar en Andalucía, Murcia, Cataluña, Aragón y sobre todo en la Comunidad Valenciana, donde destaca Alicante, "una auténtica jungla de cannabis", explican con ironía fuentes antidroga de la Guardia Civil.

"Hay plantaciones en casi todos los municipios de Alicante y muchos de Valencia; por su orografía y por su clima", añaden. Se montan pequeños invernaderos artesanales en pisos y chalés, y más sofisticados en naves industriales o al aire libre escondidos de miradas indiscretas. Mercado no falta, ya que las grandes plantaciones están controladas por mafias holandesas, que mandan a sus 'técnicos' a enseñar a los españoles y que exportan la mercancía a su país. Solo en esta comunidad viven 17.000 holandeses, 15.000 de ellos en la provincia de Alicante.

47 plantas en Alcoy, 330 en un piso de Alicante, 600 en un chalé de Elche, 735 en otra casa de Oliva, 104 en Torrent, 172 en Granja de Rocamora, 676 en Valencia, pequeñas plantaciones en Montserrat, Montroi, Corbera, Alfafar... son algunos de los decomisos más recientes. Incluso 21 plantas de 19 kilos cada una ya 'cogolladas', es decir, repletas de brotes, cultivadas en las zonas comunes de una urbanización de Castellón.

"Desde el año 2010 la crisis ha disparado las plantaciones caseras. También las 'profesionales' controladas por grupos organizados. El incremento ha sido muy notable, sobre todo de estas últimas", explica la Benemérita. La simiente más utilizada es la Ak-47. Cuestan unos 800 euros la media docena. Son fáciles de cultivar, con buenos resultados en pocas semanas, un olor intenso y un índice de THC (principal sustancia psicotrópica) de hasta el 15%.

"Ahora el gramo se paga a 6 euros. Una planta puede dar medio kilo y un kilo puede generar unas ganancias de 1.200 euros. Los cultivos en el exterior, que dependen del tiempo, dan una cosecha cada tres o cuatro meses, los hidropónicos (los artificiales), entre mes y medio y dos meses".

Los cultivos hidropónicos no necesitan tierra, solo riego y ventilación. Algunos son técnicamente obras de arte, con las semillas plantadas en bases de arena, riego constante por goteo de agua saturada de oxígeno y nutrientes, extractores de ozono, control de la humedad, zona de secado, paredes aislantes y focos halógenos encendidos las 24 horas del día.

En San Vicente de Raspeig, el dueño de un cultivo de 1.800 plantas pagaba 9.000 euros al mes de luz porque tenía 86 focos a pleno rendimiento. Y los 6 detenidos que controlaban la mayor plantación descubierta hasta hora, 9.000 plantas en los municipios de Gorga, Benilloba y Alfaz del Pi, habían invertido 100.000 euros en medios técnicos.

"Las tiendas que venden semillas de marihuana mienten, ya que dicen a sus clientes que por tener dos plantas para consumo propio no pasa nada", explican en la Guardia Civil. Y es que el cultivo es delito contra la salud pública, ya sea una planta o 500. De hecho, las Fuerzas de Seguridad abren expediente y "luego algunos jueces archivan o no la causa si consideran que la cantidad es muy pequeña y que no se quería traficar. Pero vas a juicio. Conozco a una pareja que va a ser juzgada por cuatro plantas".