Las interminables instrucciones, la celebración de juicios décadas después de los hechos y los indultos no contribuyen a mejorar la percepción de la sociedad en cuanto a la corrupción. Tampoco lo hace la rapidez con la que los condenados suelen conseguir el tercer grado. No obstante, "la sensación de impunidad no se ajusta a la realidad", asegura Mireia Balaguer, vocal de la sección de Derecho Penal del Col·legi d'Advocats de Barcelona (IACB), quien recuerda que el 25% de los penados está en semilibertad y asegura que todos reciben el mismo trato.
De hecho, "hace cinco años nadie se hubiera imaginado a Núñez o la Pantoja en prisión ya que, con la ley en la mano, no tenían por qué entrar", afirma Balaguer, quien recuerda que es habitual pactar sentencias de conformidad para evitar el ingreso en prisión si los acusados han reparado el daño, no tienen antecedentes y la pena es inferior a dos años.
Según esta abogada, la junta de tratamiento suele tardar un mes y medio en proponer la clasificación del penado, que posteriormente es aprobada o rechazada por la dirección general de Servicios Penitenciarios normalmente en dos o tres semanas. Sin embargo, Josep Lluís Núñez y su hijo obtuvieron el tercer grado en 43 días y el empresario Fidel Pallerols y el excargo de Unió Vicenç Gavaldà, en cuatro semanas.
Además, algunos de los aspectos que se tienen en cuenta suelen beneficiar a los denominados ladrones de guante blanco. Algunos de ellos son el tipo de delito (no son delitos de sangre), la duración de la pena, la reparación del daño, si han pagado las multas o la lejanía de los hechos, así como si disponen de recursos y de una familia que les apoye.
En cualquier caso, afirma que los penados en tercer grado "no se van de rositas" pues están muy controlados. Para seguir gozando de la semilibertad, deben seguir un programa de tratamiento específico (que puede incluir trabajar, terapias de desintoxicación o servicios comunitarios, entre otros), ser puntuales, no consumir alcohol ni drogas (se hacen controles aleatorios) y no salir de la provincia sin autorización. "Núñez no se puede ir a pasar el día a Girona sin permiso", añade a modo de ejemplo.
Con todo, Balaguer pide "no confundir la justicia con la venganza" y recuerda que España es el segundo país de la Unión Europa con mayor porcentaje de presos, una baja tasa de criminalidad y uno de los códigos penales más duros. El problema, asegura, "son los pocos recursos y la lentitud de la justicia", es eso lo que, a su juicio, genera una imagen "arcaica" del sistema, pues entiende que el tercer grado es básico para reducir la reincidencia.
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