La Manada: "Unos verdaderos imbéciles", pero "buenos hijos"

Los integrantes de 'La Manada' en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Navarra.
Los integrantes de 'La Manada' en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Navarra.
CARLOS RIVAHERRERA
Los integrantes de 'La Manada' en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Navarra.

"No son modelo de nada, incluso pueden ser verdaderos imbéciles, con comportamientos en sus mensajes patanes y primarios, interesados por el fútbol, la pertenencia al grupo y mantener relaciones sexuales con muchas mujeres. Pero también son buenos hijos, algunos tienen trabajo y otros lo intentan y están unidos a sus familias y a sus amigos".

La definición de los miembros de la autodenominada La Manada, Ángel Boza, Jesús Escudero, José Ángel Prenda, Antonio Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo, pertenece a uno de sus abogados, Agustín Martínez Becerra, que la pronunció en la última de las sesión del juicio que se ha seguido contra ellos en la Audiencia de Navarra por la presunta agresión sexual.

Mientras así hablaba Martínez Becerra pareció que a uno de ellos, a Boza, se le enrojecía el rostro y se le humedecían los ojos. Su letrado prosiguió: "Han visto su imagen destrozada y sus nombres vilipendiados sin que hayan cometido el delito del que se les acusa. No deben estar un día más privados de libertad".

Los cinco sevillanos llevan, en efecto, 16 meses en prisión, desde donde han sido conducidos hasta la Audiencia a diario para las sesiones del juicio. Ángel Boza es, de los cinco, el que más retirado está del público y el que menos ha mirado a la galería de la sala del Palacio de Justicia de Pamplona. Es el que más ha permanecido con la vista perdida y el rostro tapado con sus propias manos. Es, de todos, al que se le intuía más afectado por la reclusión. Fue Boza además el único que, en su turno de última palabra, además de declararse inocente y confiar "plenamente" en la Justicia como el resto, pidió "que esto se acabe cuanto antes".

Sentado a su lado ha permanecido estas dos últimas sesiones del juicio Jesús Escudero. El peluquero del grupo sigue luciendo un aspecto muy parecido al de hace año y medio, con perilla y cabello engominado, casi no se ha comunicado con sus compañeros durante las sesiones y ha seguido con bastante interés cada exposición.

En el centro del grupo, este martes con camisa rosa, se ubicaba José Ángel Prenda, que ya no es "el gordito tatuado" al que se ha referido su abogado defensor en sus alegatos. En año y medio se ha dejado en prisión unos treinta kilos de peso y luce mucho más atlético. Al caminar hacia el centro de la sala para sus últimas palabras, Prenda lo hizo como reo al patíbulo, arrastrando los pies.

Junto a Prenda estaba el guardia civil de La Manada, Antonio Guerrero. Sin duda de todos ellos el más pendiente de las reacciones de la prensa y del público.  También el más locuaz, susurrando al oído a derechas con Prenda y a izquierdas con el soldado Alfonso Jesús Cabezuelo. Las únicas sonrisas las compartió, junto con guiños de ojos, con la abogada que defiende a su compañero Cabezuelo. Tampoco su aspecto ha cambiado demasiado en estos meses, tan solo un atuendo buscado por la formalidad le distingue de las imágenes sanfermineras que le dieron a conocer.

En último lugar, en el asiento más cercano a las butacas del público, se ha sentado Alfonso Cabezuelo, el militar del grupo. En la última sesión se le vio más cómodo pero también más movido. Sus gestos denotaban preocupación cuando le tocó el turno a su abogado, tapándose él mismo con frecuencia la boca. Sus manos marcaban ritmos con los dedos sobre el pupitre, jugaban con la botella de agua y sacaba a cada rato caramelos de un bolsillo del pantalón.

Los cinco se sabían escrutados por la prensa, pero fueron ellos los que no apartaron la mirada de la bancada del público hasta que el último periodista abandonó antes que ellos la sala de vistas.

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