Qué son las nuevas aguas embotelladas 'enriquecidas' y 'mejoradas'

Agua embotellada, en una imagen de archivo.
Agua embotellada, en una imagen de archivo.
CHARLES RONDEAU / PUBLIC DOMAIN
Agua embotellada, en una imagen de archivo.

Quizá las hayas visto en el supermercado y no sepas muy bien en qué consisten sus beneficios o si merece la pena comprarlas. Lo cierto es que las conocidas como aguas "enriquecidas" o "mejoradas" se han convertido en otra moda de consumo alimentario que usa adjetivos que le confieren una imagen mejorada frente a otras aguas minerales embotelladas y la del grifo. ¿Qué hay de cierto en esto?

El reclamo principal de este nuevo tipo de aguas embotelladas se basa en presentarlas como un producto vitamínico, rico en minerales y acalórico que, supuestamente, aporta vitalidad, salud y belleza al que la consume.

Dietistas y nutricionistas se encargan de desmontar este reclamo, ya que recuerdan que, siempre que una persona se alimente correctamente, no es necesario recurrir a aportes extras procedentes del agua u otros suplementos, según informan en El País.

Uno de los últimos ejemplos de aguas 'mejoradas' que más popularidad han ganado son las aguas hidrogenadas. Su origen está en Japón y sus defensores alegan, entre otros beneficios, que este tipo de agua aporta el hidrógeno necesario para nuestras células y que esto redunda en múltiples efectos beneficiosos para el organismo, algo que el bioquímico José Miguel Mulet desmonta en su libro ¿Qué es comer sano?.

Mulet sostiene que el hidrógeno es muy reactivo y poco soluble en agua, por lo que lo único que se consigue con el agua hidrogenada es que tenga unas burbujas que acaban convirtiéndose en agua o evaporándose, sin beneficio para la salud alguno.

Otro ejemplo son las botellas de agua de mar que se pueden adquirir en algunos herbolarios como remedio curativo para diferentes males. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) señala en un informe que su contenido en sal triplica la normal en una botella de agua dulce y que su uso debe limitarse exclusivamente para limpiar alimentos o para cocinar. Su consumo como alimento conlleva riesgos como el aumento de la presión sanguínea, alteración del ritmo cardíaco, náuseas, vómitos, diarreas, delirios y debilidad.

Otro tipo de agua que se ha comercializado con éxito en los últimos tiempos es el agua cruda, o sin depurar. Un agua que no es sometida a ningún control ni tratamiento químico ni por filtrado y que se vende a precios muy elevados. No solo es tirar el dinero, sino que también se puede exponer la salud, según varios expertos.

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