El vino con lazo amarillo o el delicado equilibrio entre gastronomía y política en Cataluña

Vino Allibera'm
Vino Allibera'm
LOVERS WINE ELEGANCE S.L
Vino Allibera'm

¿Puede la gastronomía mantenerse al margen de la política en una situación como la que desde hace tiempo se vive en Cataluña? Se supone que en teoría sí, y eso es lo que muchos chefs han pretendido para evitar tensiones con uno u otro bando. En la práctica, la actualidad acaba salpicando todos los ámbitos.

También el del vino que, de hecho, lleva años lidiando con el tema del boicot a los productos catalanes aunque, por suerte para los productores, las exportaciones juegan un papel clave para el vino catalán con lo que los efectos han sido siempre muy limitados.

Hace unos años ya descubrimos y catamos De Bandera, un sencillo y fresco rosado que se acercaba al tema de las banderas con bastante humor. Eran otros tiempos y, por suerte, la cantidad de personas dispuestas a ofenderse por un tema así era mucho menor.

Ahora, justo a tiempo para la Diada, llega Allibera'm, un tinto de Monsant en el que la reinvindación y el famoso lazo amarillo han sustituido a la ironía de otros tiempos. Posiblemente el reflejo de esa tensión política que muchos -desde uno y otro lado- parecen interesados en mantener.

Se trata de una iniciativa para recaudar fondos para los políticos catalanes presos y huidos del país -presos políticos y refugiados según la terminología de una parte de la sociedad-, y que destinará el 40% de sus beneficios a una entidad que ayuda con las causas judiciales en marcha contra estas personas.

El vino, elaborado por la empresa Lovers Wine Elegance S.L y la Cooperativa Falçet-Marçà de Monsant se vende a través de la web oficial a un precio de 6,80€ la botella.

Un vino polémico en el que, lógicamente, las uvas, taninos o retrogustos son lo de menos, porque la clave es la etiqueta y el mensaje político. Incluso antes de salir al mercado ya ha ocupado titulares porque su etiqueta original, con el lazo amarillo, fue prohibida por la Oficina de Marcas y Patentes.

Algo que ha obligado a sus creadores a rehacer la etiqueta -en realidad añadir un censurat y una nota explicativa- y que, según explicaron sus productores durante la presentación al público, nace con la intención de levantar ampollas en el Estado. Dicho así no suena mucho a tender puentes de diálogo y esas cosas que, se supone, son el camino para resolver un problema demasiado enquistado.

Cuando, casi un año después, todavía colea la polémica por los cocineros que en su momento se sumaron a la huelga general convocada tras el 1 de octubre -aquello sí que levantó ampollas-, parece poco probable que este vino consiga hacerse un hueco en un sector que, cada vez más, apuesta por un perfil bajo en un tema que les está pasando ya demasiadas facturas.

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