Miriam, tras haber sufrido acoso escolar: "Tartamudeo pero ya no me callo"

Miriam Solé participa en #YoNoMeCallo, una campaña para concienciar sobre la tartamudez en el ámbito escolar.
Miriam Solé participa en #YoNoMeCallo, una campaña para concienciar sobre la tartamudez en el ámbito escolar.
JORGE PARÍS
Miriam Solé participa en #YoNoMeCallo, una campaña para concienciar sobre la tartamudez en el ámbito escolar.

Miriam Solé creció con miedo a expresarse. Era tal su sufrimiento por las burlas que recibía cuando al querer hablar se atascaba, que llegó a optar por permanecer callada. Ella, como el 81% de los alumnos con tartamudez, fue víctima de acoso escolar y hoy, con 19 años, ha decidido poner su grano de arena para ayudar a quienes pasan por esa situación. Lo hace contando su historia y esperando que sirva para la reflexión.

Esa historia es la de una infancia marcada por la exclusión y la soledad. Recuerda incluso un día en el patio del colegio en el que la campana la salvó literalmente de ser agredida. Una etapa en la que ni siquiera contó con la protección de sus profesores: "En vez de animarme a que me expresara o evitar que los compañeros se metieran conmigo, me escondían, me apartaban, no me dejaban participar en clase y eso me hacía pensar que era inferior. Hasta llegué a creer que era tonta".

Carmen Sanz, su madre, alude con indignación a aquella charla en la que le dijeron que era mejor que Miriam pasara "lo más desapercibida posible". "Tenía el mismo derecho que todo el mundo a participar en lo que ella quisiera. El problema no era suyo, sino del resto de chavales, a los que había que educar", reclama. La suya es la historia de una madre que ha "llorado mucho" ante la "impotencia" de no saber cómo empujar a su hija fuera del pozo en el que se encontraba. "Ahora parece que un poco más, pero no ha habido logopedas específicos para la tartamudez. Fuimos dando bandazos. A mí me provocaba mucha ansiedad ver que se bloqueaba".

Miriam y Carmen relatan su experiencia ante la conmovida mirada de María Carrascal. Tiene un año más que Miriam y también vive con tartamudez. Ha sentido miedo al rechazo y la incertidumbre de no saber cómo reaccionará la gente que conoce por primera vez pero afortunadamente no sufrió bullying. "Las estaba escuchando y me estaba quedando impactada", apunta con bastante fluidez y comenta que ha avanzado mucho pero que "de pequeña" señalaba las cosas porque no podía expresarse.

Miriam Solé, protagonista de la campaña #YoNoMeCallo de la Federación Española de la Tartamudez, con su madre, Carmen Sanz.
Miriam Solé, protagonista de la campaña #YoNoMeCallo de la Federación Española de la Tartamudez, con su madre, Carmen Sanz.

"Cada tartamudez es diferente. No se cura pero puede mejorar. Llega un momento en el que no se puede avanzar más pero hay hábitos y normas que se pueden adquirir. De ahí la importancia de la atención temprana", explica Carmen.

En grados diferentes, con mayores o menores dificultades, este trastorno del habla afecta a entre 600.000 y 700.000 personas en España y en el caso de los niños, al 5% de la población. Desde la Fundación Española de la Tartamudez piden que esta sea una asignatura obligatoria en las carreras de Logopedia y Pediatría y enseñar a los profesores a evitar el acoso escolar. La organización plantea que esas reivindicaciones sean incluidas en la estrategia nacional que Sanidad está ultimando con asociaciones, comunidades autónomas y logopedas.

El objetivo es lograr que nadie más pase por lo que Miriam pasó. Esta madrileña, estudiante de Educación Primaria y Lengua de Signos, al fin puede decir que es feliz, pero le ha costado mucho. Con una gran fortaleza interior, cuando a los 16 años pasó de la ESO al Bachillerato y cambió de centro, decidió que había llegado el momento: "El vacío era horrible. Estaba cansada de estar mal. ¿Por qué estarlo si no hacía nada malo?".

En esa línea va su mensaje para todos los chavales como ella y por eso ha protagonizado el vídeo de la campaña #YoNoMeCallo, lanzada por la fundación para normalizar este desorden en el ámbito escolar: "Tú eres así. Igual que unos son altos, otros calvos... No dejes que nadie te pisotee. Hay que aceptarse y ponerse a hablar. ¿Que nos atascamos? Bueno, ¿y qué? Esperas un poco más y ya está".

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