A orillas del Mediterráneo, ajenos a todo lo demás, los clientes disfrutan en la terraza de un restaurante que escondía el drama de seis trabajadores extranjeros, con jornadas interminables a cambio de unos euros, sin contrato, sin derecho a réplica y bajo amenaza de despido.
Tampoco podían disfrutar de vacaciones. Era eso o nada.
Cobraban lo mismo por servir las mesas, por limpiar el local o por ponerse al mando de los fogones. 10 euros al día, en total 60 euros a la semana y también se encargaban de labores de mantenimiento.
Este local es la segunda vez que atraviesa una situación similar. Los tres detenidos están en libertad a la espera de juicio.
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