Educación a distancia en tiempos de coronavirus: "El primer día me dio una crisis de ansiedad"

Un niño delante de un ordenador.
Un niño delante de un ordenador.
Ivan Walsh
Un niño delante de un ordenador.

Cerca de 10 millones de estudiantes de todos los ciclos educativos se han visto obligados a seguir con su formación desde casa tras decretarse el estado de alarma por el coronavirus. Algunos como los madrileños y los riojanos llevan en esta situación desde el pasado miércoles, mientras que el resto se ha ido sumando a la medida en los días posteriores. El curso sigue para todos aunque la situación les ha obligado a adaptarse, tanto a los profesores, como a los alumnos y también a los padres, que en los cursos más bajos tienen que adaptar su propio trabajo o teletrabajo a la formación de sus hijos intentando que el caos no se adueñe de la situación. 

"El primer día me dio una crisis de ansiedad", explica Pilar, madre de tres hijos que cursan estudios de primaria. "Los profesores me dijeron que no me preocupara, que solo se trata de que los niños no paren". Ella teletrabaja por las mañanas pero su marido tiene que desplazarse a su centro de trabajo, por lo que en ella recae la responsabilidad de que sus hijos puedan seguir estudiando a la vez que ella intenta trabajar. "El mayor, que está en sexto de primaria, los hace casi todo solo, pero los pequeños, de segundo, no son autónomos y tengo que estar yo con ellos".

Para hacerlo lo más operativo posible, desde el primer día todos siguen un horario y, aunque no madrugan tanto como para ir al colegio, por las mañanas estudian y hacen las tareas que los profesores les mandan por correo o por las plataformas virtuales. "Lo que peor funciona es la comunicación, es muy lenta y el sistema de Educamadrid se colapsa", denuncia esta madre, que se suma a las críticas del grupo de padres del colegio sobre el asunto. Eso y el compaginar trabajo y estudios son los aspectos que más dificultan estos días.

Las tareas, además, llegan de todas las materias para que no se pierda, en la medida de lo posible, el ritmo de trabajo. "Hasta la profesora de Religión le ha mandado tarea, y en otros cursos incluso de Educación Física. Ya no, porque los niños no pueden salir a correr", explica esta madre, que asegura que los contenidos que reciben sus hijos ocupan prácticamente una jornada lectiva normal. "Demasiada carga", a juicio del grupo de padres. 

Los menores, por su parte, se dividen entre estudiar en casa o en el cole. Unos están encantados de pasar el día en pijama y estudiar con sus padres porque "es más fácil". Otros prefieren la rutina del colegio porque, ante las dudas, "lo explica la profe".   

Para los profesores tampoco la situación está siendo del todo fácil. Una profesora de primaria explica a este periódico la presión que sufren para demostrar que no están de vacaciones como muchos les acusan mientras intentan que sus alumnos repasen con la dificultad que implica para los padres. "Lo peor es hacer seguimiento de la tarea de los alumnos, porque no todos los papás pueden estar trabajando con los niños", explica Celia, maestra de segundo curso. Consciente de la situación de los hogares, no está pidiendo los ejercicios diariamente.

"Aunque yo quiera avanzar no se puede seguir el mismo ritmo y habrá que hacer una adaptación en el temario"

De hecho, el estrés de los progenitores llega directamente a los profesores como ella, que entre las dudas que recibe estos días por correo, muchas son ajenas a la materia: "Me preguntan por la impresora", apunta.

Más fácil lo tienen los cursos de la ESO, donde al menos los alumnos son más autónomos y no requieren de la dedicación de sus padres para las tareas escolares. "A día de hoy creo que la situación está bastante bien organizada, aunque sin el profesor presencial va a ser mas complicado de manejar si se alarga este periodo", apunta Julia, profesora de Física y Química de tercero de secundaria. No obstante, asegura que "perderse se va a perder materia. Aunque yo quiera avanzar no se puede seguir el mismo ritmo y habrá que hacer una adaptación en el temario".

"Ahora la gente es más consciente de la labor que hace el profesor y el colegio"

El método utilizado en su centro educativo ya tenía una parte virtual durante el curso, por lo que que la adaptación ha sido más fácil en este sentido. "Todas las mañanas colgamos el material, que está programado que les lleve unas tres horas diarias, no más porque en una jornada normal hay otras horas que corresponden a la lección del profesor". Los exámenes, apunta, son uno de los aspectos a estudiar durante este periodo. Ella tenía uno programado pero para poder hacerlo "hay que pensar que no lo van a hacer con los apuntes delante".

Por el momento, además de ejercicios los alumnos tienen a su disposición vídeos explicativos e incluso tutoriales, aunque si la situación se prorroga "habrá que investigar nuevas fórmulas como las clases online". No obstante, la inmediatez de esta crisis ha sido tal que los docentes no han podido preparase algo así: "Habrá que estudiarlo. Supone que alguien en casa te pueda grabar una clase entera de 50 minutos y de que luego el sistema lo soporte". Hasta entonces, los profesores tienen planificadas estas dos semanas de estado de alarma, lo que ha servido, añade, para que "la gente también sea más consciente de la labor que hace el profesor y el colegio".

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