Sostenible, participativa y sin brecha digital, claves de la escuela postCovid

  • Unos 75 universitarios participan en un reto de Fad y BBVA para una vuelta al cole "protegida".
  • Los proyectos plantean cuestiones que no se limitan a abordar el corto plazo.
  • Expertos en educación coinciden en que la pandemia acelerará cambios que el sistema necesita. 
La escuela concertada Les Carolines, ubicada en la localidad valenciana de Picassent.
La escuela concertada Les Carolines, ubicada en la localidad valenciana de Picassent.
CEDIDA
La escuela concertada Les Carolines, ubicada en la localidad valenciana de Picassent.

Hace años que voces autorizadas reclaman cambios, tanto en las dinámicas como en los espacios, encaminados hacia una forma de enseñar más participativa, creativa, que fomente el desarrollo de competencias y el pensamiento crítico y todo ello bajo el paraguas de una transformación digital que no deje a nadie atrás. Esos cambios se han venido resistiendo; ha tenido que llegar una pandemia para impulsarlos, y varios grupos de universitarios se han propuesto contribuir a ellos.

"Confiamos en la capacidad de los jóvenes para buscar soluciones a retos importantes y para comprometerse. Lo han demostrado con causas como la crisis climática. Y confiábamos en que los universitarios conocen bien el entorno escolar porque no hace mucho que han pasado por sus aulas", señala Beatriz Martín Padura, directora general de Fad. En base a esa confianza, esta organización ha ofrecido a estudiantes de 18 a 29 años la posibilidad de aportar sus propuestas y en el marco del programa Educación Conectada, desarrollado junto al BBVA para apoyar a la comunidad educativa en la crisis por la Covid, en julio se lanzó el concurso Escuelas Postpandemia.

Al desafío se inscribieron 24 proyectos, de 75 alumnos, que han aportado ideas sostenibles, realistas, adaptables y con la justicia social como bandera. El objetivo era que inspirasen a los centros para un inicio de curso más "protegido" frente al coronavirus pero sus aportaciones han ido más allá. "Son transformaciones profundas, no parches puntuales", apunta con orgullo Martín Padura.

Los ganadores, tres en la modalidad Repensando espacios y tres en la modalidad Repensando modelos, fueron presentados en un encuentro virtual moderado por Encarna Samitier, directora de 20minutos. En él, junto a la directora general de Fad y la directora de Programas Sociales de BBVA, Lidia del Pozo, intervinieron el artista y formador Sirio López como miembro del jurado; la directora del CEIP Ramiro Solans de Zaragoza, Rosa Llorente, y el profesor del IES Poetas Andaluces de Benalmádena Javier Pérez. Todos ellos, así como los participantes en el concurso, coinciden en la necesidad de que el modelo actual, con currículums muy cerrados, excesivamente teóricos y tan memorístico, dé paso a otra forma de enseñar, que permita a los menores desarrollar sus capacidades, ser más autónomos, y con evaluaciones que fomenten otros formatos más modernos y no solo los exámenes escritos. 

Confiamos en la capacidad de los jóvenes para buscar soluciones a retos importantes y para comprometerse

Los fórmulas galardonadas en la categoría A facilitan mantener la distancia de seguridad y las medidas de higiene, mientras que las de la categoría B plantean cómo acoplar la educación presencial a una educación híbrida, a través de nuevas metodologías, herramientas y recursos digitales. "Planteamos la ventaja de asimilar la necesidad de la distancia interpersonal usando espacios que ya se tienen y que muchas veces no se usan. E intentamos dar una solución global, que no fuera limitante", explica Enrique Cilleruelo, estudiante de Arquitectura y ganador del primer premio de la modalidad A con sus compañeras Elena del Cura y Clara Domínguez. "Nos motivó el volver a trabajar en equipo tras meses confinados y el sentir que podíamos poner nuestro grano de arena en un escenario que no es anecdótico, que ha llegado a todo el mundo", agrega.

"Ha sido una oportunidad gigante para aportar soluciones. A pesar de que estábamos en exámenes pensamos que era un tema interesante porque tenemos hermanos en el colegio y habíamos visto sus necesidades", coincide Mariely Pulgar, estudiante de Administración y Dirección de Empresas y ganadora del primer premio de la modalidad B con sus compañeros Arturo Martínez, Mireia Kesti y Lisandra Velasco. "Lo hemos armado todo en torno al problema de la brecha digital, para identificar a los estudiantes con situaciones más desfavorecidas, y proponemos una idea que no requiere una gran inversión", añade.

Estudiar en remoto no es estar con un ordenador en casa sino que requiere de capacidades digitales

"Tenemos un área muy específica para la población más vulnerable porque el 10% de los estudiantes no pudieron atender las clases durante el confinamiento", apostilla la directora general de Fad. En la lucha contra esa brecha, la directora de Programas Sociales de BBVA remarca por su parte que "estudiar en remoto no es estar con un ordenador en casa sino que requiere de capacidades digitales", otra línea de trabajo que desde Educación Conectada arrancarán a finales de mes. "Hay que dotar de dispositivos y de conectividad a todas las familias pero también hay otro problema: la brecha de uso", apunta Del Pozo. 

Tanto con cursos de entre diez y veinte horas como con formaciones más concretas y concisas, el objetivo será formar a directores de centros, docentes, padres y chavales en cuestiones técnicas pero también enseñarles a priorizar, a organizarse, a adquirir hábitos, a descansar, a coordinarse con el resto de la familia, a buscar espacios adecuados para las tareas... "En BBVA llevamos a cabo en 2014 un proceso de capacitación de los empleados a través de metodologías y lo podemos trasladar al sistema educativo. No somos expertos en educación pero podemos aportar un valor diferencial y es nuestra experiencia en la transformación digital", señala la directiva de la entidad.

Junto a ello, el concurso de ideas ha finalizado, pero el reto de seguir aportando propuestas para un nuevo modelo educativo sigue abierto.

Los ganadores de la modalidad A

La idea pasa por módulos hexagonales de esqueleto metálico y desmontable. Con entradas y salidas independientes, se cierran con paneles prefabricados recubiertos de repelentes de patógenos. De los polígonos regulares para teselar un plano –hexágono, triángulo equilátero y cuadrado–, el primero es el que con un perímetro menor puede abarcar un área mayor, "Vimos que muchas propuestas consistían en cuadricular el terreno. Pero con el hexágono caben más alumnos cumpliendo la distancia de seguridad", explican sus responsables.

Marta Jiménez, estudiante de Arquitectura, ha pensado en una idea que promueve la creatividad de los niños. Consiste en que confeccionen un equipo de protección individual y lo customicen como consideren. El traje lo forman un mono con capucha, al que con velcros se añaden patucos y guantes, y una pantalla, "más eficiente para pequeñas edades que la mascarilla, ya que estas son incómodas y no evitan tocarse la cara". El objetivo es que se sientan identificados con el disfraz, que solo usarán en el aula.

Laura Manglano, también estudiante de Arquitectura, ha ideado unas mamparas para separar pupitres y evitar contagios "económicas, reutilizables y transformables". Están hechas de cartón, que además de ser reciclable en él el coronavirus, "no logra sobrevivir más de 24 horas". Para solucionar que no puede estar expuesto a desinfectantes se cubre con una fina capa de plástico. La ventana es de metacrilato, "uno de los plásticos más sostenibles y ecológicos, inocuo y resistente a los productos higiénicos".

Los ganadores de la modalidad B

Esta propuesta pretende evitar aglomeraciones para lo que se propone un régimen que combine la enseñanza online con la presencial y conlleve que haya menos alumnos por clase. La rotación es semanal, manteniendo grupos homogéneos. Se configura un sistema de puntos para repartir los recursos entre los chavales que más lo necesiten y se aboga por darles prioridad a la hora de acudir a clase o por permitirles el acceso a lugares como bibliotecas u hoteles donde haya ordenadores y conectividad.

El proyecto de Esther Polo, doctoranda en Ciencias de la Educación, establece dos turnos para ir a la escuela, uno por la mañana y otro por la tarde, y que así puedan asistir un máximo de 13 alumnos por aula. "Muchos núcleos familiares trabajan en horario de tarde y suelen tener al alumnado en extraescolares o con familiares", apunta por lo que cree que sería una forma de fomentar la conciliación. Además de remarcar la necesidad de socialización de los niños, opina que ha llegado el momento de reagrupar las asignaturas y evaluar las competencias.

Carla López y Victor Camiños, estudiantes de Liderazgo, Emprendimiento e Innovación, plantean dividir cada asignatura en dos partes: una teórica que se trabaje en casa con lecturas, ejercicios y vídeos –grabados por los profesores y accesibles desde pc o móvil para que quienes no tengan un ordenador puedan consultarlos–, y otra práctica en el colegio, en la que se desarrollen proyectos en los que reflejar la teoría. Esto permite alternar, diaria o semanalmente, la asistencia al aula de una parte de la clase.

"Debemos crear espacios que fomenten la creatividad"

Siro López, artista y formador, especializado en espacios educativos, creatividad y comunicación.

siro lópez

  • Artista y formador, especializado en creatividad, espacios educativos y comunicación. Autor del libro "Esencia: Diseño de espacios educativos: aprendizaje y creatividad".

¿Qué le han parecido los proyectos presentados? Muy interesantes y necesarios. En un momento de tanta inestabilidad, presión y cansancio generar un foro de reflexión y suma colectiva en el que todos contribuyamos a la mejora del sistema es muy positivo. Y sobre todo que sean los jóvenes los protagonistas y con propuestas viables. Llevo años investigando, visitando escuelas de todo el mundo, y he buscado siempre ideas aplicables en cualquier país.

¿Cómo deberían ser los espacios educativos? Tenemos que aprovechar la realidad que estamos viviendo para no quedarnos con lo anterior sino para crear espacios donde fomentar la socialización, la creatividad, el pensamiento crítico... Las aulas y el patio tiene que ser diversos en propuestas acordes a todas las inteligencias. Tienen que contar con espacios para la lectura, para bailar, para construir, para desarmar ordenadores o arreglar bicicletas, para diseñar, para hablar en público... e incluso para descansar. Y esos espacios tienen que servirte para aquello que necesites con mucha flexibilidad e inmediatez. Una idea muy sencilla y poderosa es la de introducir la naturaleza dentro de la escuela.

¿Hacen falta muchos recursos para eso? El presupuesto es importante pero cuando no hay unas posibilidades ideales se pueden buscar acuerdos con artistas del barrio, empresas colaboradoras... También podemos repensar a dónde se destina el dinero que hay. Si hay que pintar las vallas podemos pensar en qué colores necesitamos para arropar de belleza la escuela y no usar siempre el mismo verde o rojo oscuro. O he visto escuelas de nueva construcción en las que se siguen poniendo rejas y muros, más propios de una cárcel que de lo que entendemos como un espacio para el aprendizaje y la creatividad. 

¿Es optimista respecto a que este sí sea el momento del cambio? Soy optimista por naturaleza. Ya antes la comunidad educativa, desde la base, estaba llevando a cabo cambios con una energía increíble. Y también soy optimista ahora. Si alzamos la mirada podemos ver la cantidad de iniciativas particulares que surgen desde numerosos colectivos que están poniendo sobre la mesa preguntas, reflexiones y soluciones. 

"La escuela tiene que dar un vuelco metodológico"

Rosa Llorente, directora del CEIP Ramiro Solans de Zaragoza.

rosa llorente

  • Directora del Colegio de Educación Infantil y Primaria Ramiro Solans de Zaragoza.  

¿Cómo ha arrancado el curso? El riesgo y las incertidumbres están ahí pero está fluyendo con cierta normalidad. Nos ha sorprendido gratamente cómo están reaccionando el alumnado y las familias. Han normalizado bastante bien la situación y las nuevas rutinas porque son conscientes del peligro de no cumplir las normas. A veces son los niños quienes recuerdan las indicaciones a los profesores.

¿Han conseguido generar confianza en las familias? Sí. Saben que hay una serie de normas que todos cumplimos de forma estricta y eso genera seguridad. Aún tenemos algunos niños que no están viniendo pero son menos. Lo que nos está funcionando con esas familias más reticentes es un seguimiento, un contacto semanal, para preguntarles cómo están y explicarles cómo siguen las cosas en el colegio. Así se van animando. Lo que no puedes pretender es generar confianza si no tienes contacto con ellas. 

¿Cree que la pandemia impulsará cambios necesarios que estaban estancados? Sí, la pandemia va a marcar un antes y un después en la educación. Mi alumnado se desenvuelve en un contexto de vulnerabilidad y durante el confinamiento vimos que la competencia digital es algo esencial a lo que tenemos que dedicarle tiempo. Nos dimos cuenta de que nuestros alumnos son competentes para utilizar determinadas herramientas pero no lo son digitalmente. La escuela además tiene que dar un vuelco metodológico para que los niños puedan desenvolverse ya no en el futuro, sino en el presente. Se van a encontrar con un mundo muy diferente en el que el teletrabajo por ejemplo está ganando peso. 

¿Ve aplicables en su centro los proyectos de Educación Conectada? Sí, la idea de personalizar los EPI me gustó. Tenemos un aula destinada a niños que presenten síntomas compatibles con la Covid y hemos comprado batas, gorros, gafas, pantunflas de plástico... para tratar con ellos. Cuando te acercas con toda esa parafernalia asustas más, por lo que la idea de personalizar esos equipos me parece muy buena. También la de las mamparas de cartón y metacrilato. Me parecieron muy buenas para involucrar a los niños en ellas e impulsar así su compromiso y su responsabilidad. Además son sostenibles y asequibles.

"Hay que incidir en las plataformas educativas"

Javier Pérez, profesor de IES Poetas Andaluces de Benalmádena (Málaga).

javier pérez

  • Profesor del Instituto de Enseñanza Secundaria Poetas Andaluces de Benalmádena (Málaga). Autor del  "Documento de apoyo al profesorado para evitar la propagación del coronavirus en un centro educativo".

Llegó con una visión pesimista a la presentación de Educación Conectada y se fue bastante optimista. ¿Qué motivo ese cambio? El ver que hay gente que aporta ideas. La educación hay que cambiarla de arriba a abajo y los espacios son importantes. Nos vamos a encontrar con un problema arquitectónico muy grande: la ventilación. La calidad interior del aire es uno de los talones de Aquiles desde hace años y ahora vamos a tener que elegir entre pasar frío y la transmisión de la Covid. Es un tema que traté en el protocolo de ayuda al profesorado que hice en agosto.

¿Por qué decide hacer ese protocolo? Porque los de las administraciones son muy genéricos. En base a mi experiencia como técnico en prevención de riesgos laborales me puse en el pellejo de cada profesor, previendo las situaciones que se podían dar. Está a disposición del profesorado y sé que se está utilizando en muchos centros. Los equipos directivos han hecho un esfuerzo tremendo por garantizar una vuelta al cole protegida, sin prácticamente herramientas ni conocimientos en seguridad. Con el coronavirus no hay ningún sitio 100% seguro, por eso me gusta más hablar de vuelta protegida que de vuelta segura.

¿Qué es emocionalmente lo más complicado? Todo. Se nos ha cargado con mucha responsabilidad. Y ver por ejemplo a los alumnos puestos en fila y entrando como si fueran soldados a mí me impresionó muchísimo. El no poder darle un abrazo a un niño pequeño que lo esté pasando mal... También me está resultando muy duro ver a los alumnos seis horas seguidas con la mascarilla. Pero están respondiendo fenomenal. Han adquirido las pautas bastante rápido y son los primeros que nos demandan seguridad. 

¿Hacia dónde debe ir la enseñanza postCovid? Hay cosas que han venido para quedarse y creo que hay que incidir en plataformas educativas y trabajar en protocolos hacia la digitalización. No ceñirnos solo a la típica explicación en la pizarra y a mandar tareas, sino que los chavales se acostumbren a trabajar en plataformas, que una educación más digital. El problema es la brecha en ese sentido. Nadie se debe quedar atrás.

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