Son numerosas las informaciones que apuntan a que los jóvenes están siendo uno de los colectivos más golpeados por las consecuencias sociales y laborales de la pandemia y este martes se ha dado a conocer un nuevo dato que lo corrobora: el porcentaje de chavales de entre 15 y 29 años que ni estudian ni trabajan subió 2,4 puntos en 2020, hasta el 17,3%. Este incremento interanual rompe la tendencia a la baja iniciada en 2013, cuando se alcanzó el valor más alto, al registrarse un 22,5%.  

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Estas cifras están recogidas en la ampliación de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este martes por el Ministerio de Educación y de Formación Profesional, con información del Instituto Nacional de Estadística, y se explican por el contexto de caída generalizada del empleo que ha provocado la crisis de la Covid-19 y que ha afectado especialmente a ese tramo de edad. De esta manera, el porcentaje de la población que estudia o se forma siguió creciendo, hasta llegar al 57,3% -0,7 puntos más que en 2019-, pero en unas circunstancias en las que el paro juvenil se disparó hasta el 40,1%, frente al 30,5% del ejercicio anterior. El número de jóvenes ocupados que no están formándose bajó así más de tres puntos: del 28,5 al 25,4%. 

Pese a este panorama, la ampliación de la EPA también refleja aspectos positivos, como el hecho de que el año pasado llegase al 75,9% la proporción de jóvenes de entre 20 y 24 años que han alcanzado al menos el nivel de Educación Secundaria de segunda etapa, es decir, el Bachillerato, la Formación Profesional Básica o el Grado Medio. Respecto a 2019 esto supone una ligera subida de 1,9 puntos pero desde 2010 refleja un aumento de 14,4. 

Desde el ministerio señalan que este indicador está en correlación con el de abandono escolar temprano, publicado en el avance del 29 de enero, y que señala que la tasa fue en 2020 del 16%, 1,2 puntos menos que el año anterior. "Disminuir la tasa de abandono escolar temprano y aumentar la de titulados de Bachillerato o de Formación Profesional de Grado Medio es uno de los principales objetivos de la nueva ley de Educación, Lomloe, que acaba de entrar en vigor. Para ello diseña un sistema flexible y abierto, con un currículo más competencial, y apuesta por el refuerzo escolar y la diversificación de los itinerarios, con pasarelas entre ellos", han aprovechado para destacar. 

La propia ministra Isabel Celaá, que se ha hecho eco de los datos educativos a través de su cuenta de Twitter, ha remarcado que "con la Lomloe, gracias a la flexibilización de los itinerarios y a los programas de refuerzo educativo, se reducirá el abandono temprano y aumentará el nivel de formación de los jóvenes". También habló del tema hace dos semanas, cuando trasladó a los consejeros del ramo que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que guiará la ejecución de los fondos europeos contempla una 4.514 millones de euros para Educación en el plazo de tres años. "Tenemos que centrar nuestros esfuerzos para que al menos el 90% de los jóvenes concluyan la enseñanza postobligatoria", señaló entonces.

La EPA señala por otro lado que dentro del grupo de 25 a 29 años, más de la mitad ha alcanzado el nivel de Educación Superior. En concreto lo ha hecho el 50,2%, 1,7 puntos más que en 2019 y 11,9 puntos más que hace una década. Dentro de este porcentaje, el 15,6% son titulados de Educación Superior no universitaria y el 34,6%, de universitaria o equivalente. Por sexos, el porcentaje de mujeres asciende al 56,5% -2,2 puntos más que el año anterior y 11,5 más que en 2010- y el de hombres al 44% -1,2 y 12,2 más respectivamente-.