La llegada de turistas a España en pleno blindaje de Semana Santa enfrenta a las administraciones y llega a la UE

Control de viajeros en Barajas.
Control de viajeros en Barajas.
Chema Moya / EFE
Control de viajeros en Barajas.

Hemingway decía que París era una fiesta, pero a tenor de la polémica de los últimos días, el jolgorio se ha trasladado a Madrid. Las diferentes administraciones se pasan la pelota por las restricciones contra el coronavirus mientras los ciudadanos cada vez se muestran más indignados con la llegada de jóvenes franceses o italianos para irse de fiesta en ciudades españolas, en tanto que los nacionales tienen vetado el traslado entre comunidades.

Gobierno central y comunidades llegaron a un acuerdo hace dos semanas para hacer uniformes las restricciones en todo el país de cara al puente de San José y la Semana Santa. Entre ellas, el cierre perimetral de todas las autonomías durante esos dos periodos: nadie puede salir fuera de su región salvo por causas justificadas.

Ello contrasta con un hecho que se viene presentando desde hace semanas y que se espera se haga más notorio durante la Semana Santa: la creciente llegada de turistas procedentes de países como Francia o Italia, que viajan de fin de semana a Madrid o a otras ciudades para disfrutar de un ambiente donde las restricciones son claramente menores que en sus países de origen.

Especialmente notorio es el caso de los parisinos, que en la capital francesa viven actualmente un confinamiento severo: cierre de comercios no esenciales, toque de queda a las siete de la tarde y desplazamiento permitido solo en un radio de 10 kilómetros. 

Al llegar a Madrid, los parisinos se encuentran con bares y restaurantes abiertos con aforos de seis personas por mesa en terrazas, toque de queda a las 23.00 horas y libertad para moverse por la comunidad, aunque sin salir de ella. "Aquí está la fiesta", llegó a declarar una joven a su llegada a Barajas a principios de mes.

Cierre de Barajas

Durante gran parte de la tercera ola, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isaber Díaz Ayuso, ha demandado que el Gobierno central imponga controles para que Barajas deje de ser "un coladero". De hecho, el Ejecutivo recogió en febrero una demanda de la Comunidad para limitar los vuelos desde Sudáfrica o Brasil, donde son dominantes las nuevas cepas del coronavirus.

Sin embargo, el exvicepresidente de Gobierno y ahora candidatos de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias, criticó este lunes a Ayuso al decir que "en Madrid se vale todo". "Aquí pueden llegar millones de franceses, pueden salir en el barrio de Núñez de Balboa sin mascarilla, aquí vale todo", expresó en una entrevista en los informativos de Telecinco.

Incluso la Comisión Europea se sumó este lunes a la polémica al pedir "coherencia" a España con sus medidas, y le recordó que la libre circulación es un derecho fundamental de la UE.

La respuesta más clara que sobre ese tema ha dado el Ejecutivo fue la de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que este lunes afirmó que el acuerdo Schengen no impide la movilidad entre los países miembros. En todo caso los turistas, agregó, tienen que cumplir las mismas medidas que los ciudadanos de las regiones a las que se desplacen.

Fronteras Schengen

Y es que uno de los pilares de la construcción jurídica de la Unión Europea es la libertad de movimiento en territorio europeo y la abolición de las fronteras interiores, regulado por el llamado Código de Fronteras Schengen. Los ciudadanos europeos y los extranjeros con permiso pueden moverse libremente dentro de todo el territorio de la UE, excepto Bulgaria, Chipre, Croacia y Rumanía, que aún no forman parte del acuerdo.

¿Quién crees que es el responsable de controlar la llegada de turistas en pleno blindaje de Semana Santa?

Sin embargo, esta libertad de movimientos no es un dogma. El tratado prevé que los estados miembros pueden reactivar los controles fronterizos en diversas situaciones. Hasta antes de la pandemia, lo normal es que estos controles se impusieran con motivo de eventos especiales (cumbres de jefes de estado, acontecimientos deportivos, etc) o por situaciones de emergencia, como atentados.

Pero las restricciones de movilidad por la pandemia trajeron de nuevo el cierre de fronteras en marzo de 2020, una medida excepcional tomada por acuerdo de los Gobiernos nacionales.

Capacidad para reactivar los controles

El Código de Fronteras señala que, pese al acuerdo de Schengen, un estado miembro puede restablecer las fronteras interiores con la UE de forma excepcional si se presenta "una amenaza grave para el orden público o la seguridad interior".

Los países Schengen pueden restablecer los controles fronterizos durante un máximo de seis meses en caso de acontecimientos previsibles, o dos meses si se trata de casos que requieran una actuación inmediata. En esta última situación,, tiene un plazo de diez días para comunicarlo a Bruselas.

Estos controles incluyen, desde luego, aeropuertos, ferrocarriles y carreteras. El capítulo tercero de la Constitución señala que el Estado tiene competencia exclusiva en esos rubros cuando los transportes discurren por el territorio de más de una autonomía.

Así, mientras siguen en España las discusiones sobre el control de turistas, estos siguen llegando y se prevé que en Semana Santa aumente el flujo. Alemania, por ejemplo, ya ha frenado su desescalada por el aumento de contagios, pero no ha impedido a sus nacionales salir fuera del país. Muchos de ello se preparan para pasar esos días de asueto en Baleares o Canarias.

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