Tal Ben-Shahar: "Ser felices hace de los niños mejores estudiantes. Su memoria y creatividad aumentan y piensan mejor"

Tal Ben Shahar, el gurú de la felicidad.
Tal Ben-Shahar, el gurú de la felicidad.
CEDIDA
Tal Ben Shahar, el gurú de la felicidad.

El estrés, la frustración, la envidia, el conformismo, la soledad... Son muchos los factores que, de manera constante, amenazan la felicidad de los seres humanos sin importar el lugar del globo en el que habitan y a los que, ahora, se suma una preocupación más: la pandemia de Covid-19. A estudiar cómo todos estos aspectos afectan a los niveles de bienestar de las personas y cómo estas pueden incrementar su dicha se dedica desde hace años Tal Ben-Shahar, doctor en Psicología y Filosofía por la Universidad de Harvard.

Conocido como el 'gurú de la felicidad' del siglo XXI, fue pionero en crear un seminario de psicología positiva en Harvard, que se convirtió en uno de los más multitudinarios en la historia de esta Universidad. Tras abandonar la Academia, Ben-Shahar se ha concentrado en ofrecer conferencias sobre felicidad y consultoría dirigida a ejecutivos corporativos y poblaciones más vulnerables. En unos días participará en el Congreso virtual de Educación 'Ciento Volando', organizado por SM el 14 y el 15 de abril y, antes, arroja algo de luz sobre cómo mejorar el bienestar personal en una entrevista con 20minutos.

¿Qué opina de que la gente lo considera un 'gurú de la felicidad'?

La verdad es que supone mucha presión, porque la gente espera que esté feliz todo el tiempo, sin darse cuenta de que las emociones dolorosas, como la tristeza, el enfado, la frustración o la envidia, también forman parte del día a día. No obstante, mi figura debe permanecer en un segundo plano, porque lo importante es lo que comunico: las investigaciones realizadas al respecto y las prácticas que pueden llevar a las personas a ser más felices. Yo trato de divulgar conocimientos sobre la materia para que más individuos tengan acceso a ellos.

"Quienes están más obsesionados con la felicidad tienden a ser menos felices"

Todo el mundo habla de ella, pero... ¿qué es la felicidad?

Hay muchas definiciones de felicidad. Para mí, se compone de cinco elementos, que son cinco tipos de bienestar. El primero es el espiritual, que se refiere a encontrar un sentido, un propósito a nuestra existencia. El segundo es el físico, ligado a la nutrición, el ejercicio, el descanso... El tercero es el intelectual, que abarca todo el aprendizaje y la necesidad de ser curioso. El cuarto es el relacional, vinculado a nuestros seres queridos y el tiempo que pasamos con ellos. Y el quinto y último es el emocional, que incluye lo que sentimos, tanto las sensaciones negativas como las positivas.

En estos momentos, hay mucha gente que se siente desgraciada, ¿cómo está afectando la pandemia a la felicidad de la gente?

Los niveles de depresión y ansiedad están siempre altos en todo el mundo. Con la pandemia, la gente lo está pasando mal. Entonces, la pregunta es qué hacemos. Lo primero es aceptar que estamos viviendo una situación dura. No hay forma de escapar de ella, seas un experto en felicidad o no. En segundo lugar, lo que todos necesitamos ahora, niños y adultos, es centrarnos mucho más en escuchar que en hablar. Tener a alguien dispuesto a prestarnos atención permite expresar emociones en lugar de suprimirlas.

¿Qué otros aspectos son importantes en esta circunstancia tan complicada?

En esta coyuntura tan difícil, hay que poner un énfasis especial en el ejercicio físico, como un modo de lidiar con el estrés y la ansiedad. Además, hay que estar todo el tiempo posible con gente. Sé que es difícil y que no todo el mundo puede llevarlo a cabo, pero debemos intentar pasar tiempo de calidad con las personas que nos importan y a las que les importamos. No hay que posponer las relaciones hasta que la pandemia haya desaparecido. En otras palabras, debemos abordar todos los aspectos necesarios para alcanzar la felicidad: gratitud, ejercicio y relaciones. Y es preciso hacerlo incluso más que antes.

"Tras la pandemia, la gente será más empática, apreciará más las relaciones personales y será más generosa"

¿Cómo vamos a salir de la pandemia?

No tengo la respuesta. Después del 11-S, algunos de mis colegas descubrieron que los neoyorquinos eran más amables que antes, más generosos, más empáticos, más agradables y escuchaban más. Sin embargo, cuando lo volvieron a testar seis meses después, habían vuelto a como eran antes. No había ningún cambio. En otras palabras, trajo consigo un cambio temporal más que uno duradero.

En el caso de la pandemia, como se ha prolongado tanto y no se trata solo de un evento, mi esperanza es que algunos de los cambios permanecerán. Por ejemplo, la gente será más empática, apreciará más las relaciones personales más, será más generosa. Confío en que dure, pero aprender las lecciones que esta crisis nos ha enseñado depende de cada individuo.

¿Los niños están sufriendo menos que los adultos en esta pandemia?

Sí y no. A corto plazo, hay niños que están sufriendo, pero muchos más lo están llevando bien, o eso parece, porque son flexibles y se adaptan. Mi pregunta es qué pasará con el tiempo. Hay cosas, como la empatía, que solo se pueden aprender interactuando con los demás, observando sus reacciones, jugando, peleando, estando en desacuerdo, riendo juntos... y no leyendo libros. Mi preocupación es qué ocurrirá si esto continúa un año más. No sé qué sucederá y no creo que nadie lo sepa, porque nunca hemos vivido una situación como esta, pero espero que los niños vuelvan a la normalidad y crezcan incluso más fuertes.

Este mes, va a participar en el Congreso virtual de Educación Ciento Volando, organizado por SM, ¿cuál va a ser su mensaje?

Mi primer mensaje será que la felicidad es importante dentro de la educación. Igual que se imparten otras materias, es necesario formar en este ámbito y hay que hacerlo de manera similar. Si quieres aprender matemáticas, debes practicar, resolver problemas para hacerlo mejor. Con la felicidad es lo mismo: tienes que conocer las ideas y, más importante todavía, ejercitarlas.

Además, es fundamental enseñarlo en los colegios porque todos queremos que nuestros hijos sean felices y porque serlo los convierte en mejores estudiantes. Piensan mejor, y su memoria y su creatividad aumentan. Asimismo, sus relaciones en el colegio y en casa son de mayor calidad y se vuelven físicamente más sanos.

"Ser felices convierte a los niños en mejores estudiantes. Piensan mejor, y su memoria y su creatividad aumentan"

¿Cómo hay que enseñar la felicidad en los colegios?

Lo más importante a la hora de educar en las escuelas en este aspecto es proporcionar a los niños modelos a través de los profesores. Los docentes no tienen que estar felices todo el tiempo ni mucho menos, sino dar ejemplo con su búsqueda de la felicidad. Además, deben tener en cuenta que lo fundamental en esta formación no es preguntar a los estudiantes qué quieren ser de mayores, sino qué desean hacer que marque la diferencia en el mundo, que sea realmente crucial y tenga un significado para ellos.

Y, en la práctica, ¿cómo se puede llevar a cabo?

Una buena idea es empezar cada día con unos pocos minutos de meditación silenciosa, que puede ayudar a los niños a estar más relajados, ser mejores estudiantes y mejores amigos. Hay que transmitirles también la importancia de alimentarse bien, de hacer ejercicio y ayudarlos a ser curiosos e identificar lo que verdaderamente los apasiona. Asimismo, es necesario enseñarles a cultivar relaciones y a aceptar las emociones dolorosas. Y, para terminar el día, es positivo acabar con un ejercicio de gratitud.

Actualmente, da la impresión de que la sociedad está obsesionada con la felicidad. ¿Puede ser contraproducente este afán por alcanzarla?

Por una parte, sabemos que la felicidad es positiva para nosotros, más allá del hecho de que nos hace sentir bien. Gracias a ella, nos volvemos más creativos, tenemos mejores relaciones, estamos más sanos y más motivados... En definitiva, tenemos más éxito; así que es lógico que la gente se obsesione o tenga mucho interés en conseguirla. Sin embargo, también nos han dicho que no es bueno perseguirla compulsivamente y quienes lo hacen tienden a ser menos felices. ¿Cómo resolvemos esta paradoja? Tal vez la respuesta esté en tratar de alcanzarla y disfrutarla de forma indirecta.

¿Y cómo es posible hacer eso?

En este sentido, la felicidad es como la luz del sol: si la miramos directamente, hiere; pero, si la descomponemos, podemos disfrutar de ella. Debemos reducir la felicidad a sus elementos y trabajar en ellos. Así, tenemos que apostar por nuestras relaciones personales, por nuestra salud física, por apreciar la vida y expresar gratitud... Así es como perseguimos indirectamente la felicidad y se resuelve esta aparente paradoja.

"El énfasis no debe estar en ser feliz, sino en ser más feliz. Hoy más que ayer y mañana más que hoy"

¿Se puede aprender a ser feliz?

La respuesta simple es sí. Yo no estaría enseñando todo esto si no pensara que es posible. No obstante, el énfasis no debe estar en ser feliz, sino en ser más feliz. No hay un punto antes del cual somo infelices y de repente todo cambia, sino que es un proceso continuo. Siempre podemos ser más felices, hoy más que ayer y mañana más que hoy.

¿Y qué hay que hacer para ser más fácil?

Hay ciertas cosas que una persona que está triste, o incluso deprimida, puede hacer. Se trata de algunas prácticas que pueden introducir en sus vidas para ser un poco más felices cada día. Se trata de un viaje que dura toda la vida y que solo acaba cuando esta termina.

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