Rajoy ha optado por rejuvenecer su Ejecutivo jubilando a tres ministros (y amigos):Margallo, Fernández Díaz (chamuscado tras las grabaciones conspirando contra políticos independentistas) y Morenés.
Rajoy, además, ha realizado una apuesta arriesgada:quita la portavocía del Gobierno a Soraya Sáenz de Santamaría y se la entrega a Méndez de Vigo, político moderado pero gris, quien también conserva Educación. Santamaría, eso sí, suma las competencias de Administraciones Territoriales, importantes por la necesidad de negociar (de todo) con las CCAA, muchas en manos del PSOE y de barones que apostaron por derribar a Pedro Sánchez, y también por el conflicto catalán.
Soraya conserva aliados en los ministerios: Fátima Báñez (repite en Empleo) y Montoro (en Hacienda), pero ve como Cospedal, su principal adversaria en el PP, aterriza en Defensa, un ministerio relevante. Cospedal, además, llega de la mano de un político afín, el ex presidente del PPandaluz, Juan Ignacio Zoido, que asume Interior.
Entre los ministros jóvenes destaca la llegada de Íñigo de la Serna, alcalde de Santander, a Fomento, y de la catalana Dolors Montserrat a Sanidad. Quedan fuera de los ministerios los jóvenes vicesecretarios Casado, Maroto y Levy, mientras Maíllo gana opciones de sustituir a Cospedal en la secretaría general del PP.
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