Mario Garcés Sanagustín. Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad
OPINIÓN

Hubo otro 1 de octubre

Mario Garcés Sanagustín. Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad
Mario Garcés Sanagustín. Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad
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Mario Garcés Sanagustín. Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad

Decía la periodista y escritora estadounidense Gloria Steinem que "un feminista es cualquiera que reconozca la igualdad y plena humanidad en mujeres y hombres". Considerada icono del feminismo en su país, Steinem hizo hincapié en la lucha compartida entre ambos sexos, sin distinción ninguna ni poniendo un género por encima del otro. Y aquí es donde toda la sociedad se tiene que implicar, en situar a la mujer en el lugar que le corresponde, que es el mismo que el del hombre.

Es prioritario y fundamental que la mujer ocupe la posición que merece en la sociedad, que la mujer decida qué es lo que quiere y cuándo lo quiere; que tenga las mismas oportunidades para pelear, como el que más, por sus sueños, sus metas y sus ambiciones. Y eso hoy no es así y no nos lo podemos permitir. Y, lo que es peor, no podemos aceptar que las mujeres vivan con miedo y sean asesinadas por el mero hecho de ser mujer.

Porque la violencia de género es la manifestación más abyecta de la desigualdad, toda la sociedad está obligada a luchar contra esta lacra, a poner todo su empeño en revertir esta situación y alcanzar una sociedad igualitaria. Solo una sociedad igualitaria, con las mismas oportunidades, estará libre de la violencia machista.

Se trabaja desde hace tiempo, codo con codo con las administraciones, en la búsqueda de soluciones efectivas para prevenir la violencia de género, para proteger a las víctimas y para rechazar al maltratador que no forma parte de nuestra sociedad. Pero tenemos que ir más allá, con más fuerza, con más empuje, con más decisión.

Empecemos, como no puede ser de otro modo, por la educación, educando a nuestros niños y niñas desde pequeños en igualdad, sin roles, sin estereotipos. Sigamos con la sensibilización, intensificando las campañas que difunden mensajes claros y rotundos: hay salida, no a la violencia de género. Hay que romper el silencio, denunciar, señalar al maltratador y estar siempre al lado de la víctima, desde que denuncia hasta que consigue salir del maltrato. Es fundamental que sepan que no están solas, que podemos ayudarlas. Y difundir también la prevención entre nuestros jóvenes y adolescentes, para que comprendan que lamentablemente han irrumpido nuevas formas de dominación y degradación de la mujer en los últimos años a través, por ejemplo, del uso indebido de los móviles y de las redes sociales.

La violencia de género es un asunto prioritario y por eso se aborda como un asunto de Estado. Ahora damos un paso más; ahora existe un compromiso compartido entre gobernantes, fuerzas políticas y sociedad civil, unidos y decididos por un mismo objetivo: erradicar la violencia de género. Y hemos alcanzado un Pacto de Estado contra la violencia machista que demuestra madurez, unión y la convicción por alcanzar una sociedad libre de cualquier violencia ejercida contra las mujeres.

Es una obligación ineludible que tenemos como sociedad avanzada, libre y democrática, y es una deuda que tenemos contraída con las víctimas y sus familias, a las que hemos de tener permanentemente en nuestra memoria.

En las últimas semanas se ha hablado mucho en nuestro país de lo que ocurrió en Cataluña el 1 de octubre. Pero hubo otro 1 de octubre en 1931, cuando las Cortes Generales aprobaron el sufragio universal que incluía el voto de las mujeres. Y fue gracias a Clara Campoamor, a su compromiso, a su valentía, a su convicción. Ella decía que "la libertad se aprende ejerciéndola". Tomemos buena nota de su justo afán y desvelo y defendamos la igualdad y la humanidad entre mujeres y hombres por encima de todo.

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