Crean órganos artificiales con impresoras 3D para los futuros viajes espaciales de la NASA

Así es el tejido hepático creado por Winston para la NASA.
Así es el tejido hepático creado por Winston para la NASA.
Wake Forest Institute for Regenerative Medicine
Así es el tejido hepático creado por Winston para la NASA.

La NASA seleccionó la semana pasada a dos equipos para crear un tejido de órganos humanos gruesos y vascularizados que pudieran sobrevivir durante 30 días. Winston y WFIRM, los dos equipos elegidos, pertenecen al Wake Forest Institute for Regenerative Medicine. En Estados Unidos, al menos 17 personas mueren al día esperando un trasplante, por lo que su investigación podría solucionar este problema.

La agencia espacial llevaba 6 años buscando a los ganadores de su competición Vascular Tissue Challenge, cuyo objetivo era acelerar el estudio de la creación de órganos artificiales. Finalmente, Winston y WFIRM fueron los triunfadores con sus diferentes técnicas de impresión 3D.

Anthony Atala, líder de WFIRM y director del instituto, habló de los proyectos de los dos equipos: “Tomamos dos enfoques diferentes porque cuando miras los tejidos y la vascularización, miras al cuerpo haciendo dos cosas principales”.

Mediante sus tecnologías 3D, ambos equipos desarrollaron un tejido hepático cultivado en laboratorio que cumplía con los propósitos de la NASA. Los proyectos de WFIRM y Winston cuentan con dos enfoques totalmente distintos para lograr la vascularización, es decir, con la manera en la que forman los vasos sanguíneos en el interior del cuerpo.

Pero... ¿Por qué la NASA está interesada en este tipo de investigaciones?

Además de suponer un avance en el desarrollo de la medicina regenerativa gracias a la creación de órganos artificiales, este proyecto podría ser útil para las futuras misiones espaciales tripuladas.

Según Laura Niklason, profesora de anestesia e ingeniería biomédica de la Universidad de Yale, el interés por la investigación en ingeniería de tejidos lleva cociéndose desde hace más de 20 años. Sin embargo, la experta afirma que la inclinación de su aplicación en los viajes al espacio profundo es relativamente reciente.

Especialmente ahora que el mundo está mirando los viajes espaciales privados y comerciales, los impactos biológicos de la baja gravedad se volverán cada vez más importantes, y esta es una gran herramienta para ayudar a entender eso”, apunta Niklason.

No obstante, antes de sumergirse en el espacio, las investigaciones de ambos equipos deben superar una serie de obstáculos. Andrea O’Connor, jefa de ingeniería biomédica de la Universidad de Melbourne asegura que “lograr que las cosas sobrevivan y mantengan su función durante un periodo prolongado es realmente desafiante”.

De momento, Winston, que es el equipo que ha optado por el primer puesto, ha recibido un premio en efectivo de 300.000 dólares. Con este dinero, Winston tendrá la oportunidad de enviar su investigación a la Estación Espacial Internacional.

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