Nos seguimos haciendo las mismas preguntas de 'Blade Runner' cuatro décadas después (y de una forma parecida)

'Siguen soñando los androides' es el primer libro del sello A contraluz, volviendo al clásico de Ridley Scott.
El ojo que abre 'Blade Runner'
El ojo que abre 'Blade Runner'
El ojo que abre 'Blade Runner'

«Este futuro parece pasado». Raúl Álvarez, crítico de cine, es incapaz (como todo el mundo) de separar las imágenes introductorias de Blade Runner de la banda sonora de Vangelis. «Desde que ves ese ojo que se abre, las pirámides, el fuego y escuchas las notas, te topas con una sonoridad nueva a la vez que reconocible, una que te lleva a un tiempo que parece que ya ha existido». El sonido de Blade Runner, película dirigida por Ridley Scott en 1982, venía a aglutinar una revolución del cine fantástico y de ciencia ficción que también era sonora. «Ese año pasó lo mismo en TRON con Wendy Carlos, y en Conan con Basil Poledouris».

«Todos fueron muy atrevidos al desmarcarse de la corriente orquestal de John Williams y compañía, pues se preguntaron qué era entonces la modernidad y recurrieron a sintetizadores y música electrónica. Vangelis creó un sonido contemporáneo a la vez que atemporal», insiste Álvarez. Esta atemporalidad dejó una huella imborrable en las imágenes de Blade Runner, dándole una cualidad específica a su visión distópica de Los Ángeles que, con el paso del tiempo, se ha convertido en estándar. Ignacio Pablo Rico incide en cómo dicho estándar nunca ha dejado desde entonces de modular la imaginación de los diseñadores.

«Es imposible encontrarse con gente que no esté familiarizada con Blade Runner. Pueden no haber visto la película, pero en su acercamiento a imágenes del futuro te encuentras invariablemente con ella. Una visión nostálgica del futuro». Sobre esta y otra paradojas reflexiona Siguen soñando los androides, libro acerca de Blade Runner que coordina Rico donde hallamos un ensayo de Álvarez sobre la importancia de Vangelis.

Portada de 'Siguen soñando los androides'
Portada de 'Siguen soñando los androides'

Volviendo a cazar replicantes

Siguen soñando los androides es también el primer libro de A contraluz, editorial dedicada al análisis audiovisual. Surge del marco del GIAVEC (Grupo de Investigación de Artes Visuales y Estudios Culturales) de la Universidad Rey Juan Carlos con apoyo de Unión Editorial, y «la intención de hacer un sello de libros ensayísticos, colectivos e individuales, capaz de rellenar esos huecos que, como lectores, nos da la sensación de que no están ocupando otras editoriales», explica Rico.

«Es un sueño antiguo. Nos gusta el cine, nos gusta escribir, queríamos algo nuestro, y A contraluz es la materialización de ese sueño», apostilla Álvarez. La introducción de Siguen soñando los androides, firmada por Rico, apunta que «no se quería hacer el libro definitivo sobre Blade Runner sino demostrar que no puede existir tal cosa». El coordinador del ensayo lo justifica así: «Cuando escribes un libro evidentemente tratas de hacer el acercamiento más completo y profundo a la materia, pero cuanto más lees y escribes te das cuenta de que, en el mejor de los casos, lo que puedes hacer es allanar nuevos senderos».

«Hemos querido acercarnos a Blade Runner de una forma multidisciplinar: hablamos de la obra original de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, pero también de videojuegos relacionados, de anime, de distintas perspectivas filosóficas… Y nos hemos dado cuenta de que siempre va a haber algo más que decir, que explorar», revela Rico. «La idea de A contraluz es que sus libros estén ahí para ser discutidos, matizados, rebatidos».

«Nuestra idea de un buen libro ensayístico es que pueda poner el debate sobre la mesa: queremos que sirva para que se vuelva a hablar y pensar en Blade Runner». Una película tan memorable como la de Scott parece apropiada para un enfoque así, y para inaugurar la editorial. «Es coherente con el espíritu del proyecto porque nos parece bonito abordar películas o directores afincados en el pasado, pero mirarlos desde el presente. Cuál es su vigencia, qué ha hecho el tiempo con ella», prosigue Rico. Admite que el que Blade Runner centre este pistoletazo de salida es fruto de la casualidad (y una tentativa previa de escribir en tanto al 40 aniversario del año pasado), pero que «se presta muy bien».

«No hablamos tanto de una película como de un universo de ficción nacido de la obra de Dick, un universo que ya es transmedia y daba pie a acudir a perfiles de distinto bagaje y formación, incluido un escritor de ficción». Rico se refiere a Rosendo Chas, cuyo relato El cielo que se ve desde el mundo tumba cierra la antología. Esta historia viene ilustrada con una imagen generada por Inteligencia Artificial, precipitando la obra a candentes debates sobre el uso de esta tecnología… que también podrían localizarse en la película original. Rico lo justifica así:

«Tenía sentido jugar con esta idea en torno a Rosendo, que cree en el poder de la ficción no solo para crear emociones o atraparnos con la narrativa, sino para convertirse en un objeto de reflexión. Qué mejor que en un libro donde hablamos de las fronteras entre lo humano y lo no humano recurramos a una de tantas aplicaciones de IA para generar una imagen que trate de acercarse a sus ideas». El gesto de Rico, fundiendo la creatividad con la automatización de dicha creatividad, apunta a ser puramente cyberpunk: un género de ficción al que se ha vinculado con asiduidad a Blade Runner…. ¿de forma incorrecta?

Los Ángeles de 'Blade Runner'
Los Ángeles de 'Blade Runner'

Philip K. Dick y el cyberpunk

«Cuando se habla de Blade Runner se habla mucho de su adscripción al cyberpunk, corriente fundamentalmente literaria que a principios de los 80 encabezaron John Shirley, Bruce Sterling y sobre todo William Gibson con Neuromante», explica Álvarez. «Pero en realidad anticipó el movimiento, dos años antes de que Gartner Dozois lo bautizara en 1984. En la película se dan la mano códigos visuales que tienen que ver más con la publicidad o los videoclips donde había despuntado Scott, así como en la personalidad artística de todo el equipo técnico». Los guionistas Hampton Fancher y David Peoples, Douglas Trumbull con los efectos especiales, los diseños de Syd Mead o, por supuesto, Vangelis.

«Lo que Blade Runner hizo fue darle un referente visual al cyberpunk, desde lo que hasta ahora eran las intuiciones de Philip K. Dick. Asociar a Dick con el cyberpunk es arriesgado: el cyberpunk tiene que ver más con gente como William Burroughs y la idea de ‘estar conectado’, sometido a la idea de un Gran Hermano digital omnipresente», afirma Álvarez. «En cambio la película habla de la Inteligencia Artificial, tiene más que ver con Pinocho o con Frankenstein que con ideas cyberpunk».

El videojuego de 'Blade Runner' publicado en 1997
El videojuego de 'Blade Runner' publicado en 1997

«Es interesante porque ejerce de bisagra y el tiempo la ha bautizado como algo que en origen no era: una obra que los escritores tomaron como referente para construir historias de ingredientes distintos». Rico «tampoco tiene claro que Blade Runner sea cyberpunk». «Más bien sus estéticas e ideas visuales han dejado una huella grande en el género», hasta el punto de que los derivados de Blade Runner serían más cyberpunk que la película en sí. Rico cita entonces la aventura gráfica de Blade Runner publicada en 1997, así como el videojuego que Annapurna anunció recientemente, Blade Runner 2033: Labyrinth.

La condición de Blade Runner como puente estético entre formas de entender la ciencia ficción fue posible por su distanciamiento de la obra original de Dick. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? difiere considerablemente de lo que vemos en pantalla. «Como ocurre en buena parte de la obra de Dick, aquí hablamos de una historia de ciencia ficción teológica, que culmina con una especie de encuentro entre Dios y el hombre. La relación entre el creador y la creación atraviesa Blade Runner también, pero en condiciones distintas. Dick la concibió más desde la idea de sujeto que la de individuo», apunta Rico.

«La subjetividad es la idea primordial de la obra de Dick: el hombre en un mundo confuso, cambiante y previrtualizado, buscando un centro de gravedad permanente. Es algo presente en la película de Scott, pero desde la idea del individuo. Qué es el individuo, cómo se afirma el individuo en el mundo actual y qué seguridad nos da lo real». Álvarez llama la atención sobre que el libro se publicó en 1968 y se ambienta en los 90, «hay un futuro de 30 años entre que se publica y donde se ambienta, y por eso la etiqueta cyberpunk solo tiene sentido en retrospectiva».

Portada de '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?'
Portada de '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?'
Minotauro

«En efecto la película va más allá del relato y lo actualiza a la época que le corresponde: ese inicio de los 80 absolutamente deprimente, anticipatorio de lo que será la época Reagan, y de la complicada relación del individuo con la sociedad», aclara el escritor. «El hecho de que el propio Dick muriera justo antes del estreno de Blade Runner le da un aura fatalista a la obra. Su relato hablaba de los EE.UU. de finales de los 60, aún embarrados en Vietnam y a punto de llegar a la luna. Incluso hablaba de ‘androides’, hay una diferencia abismal de tiempo».

«La película trasciende los temas de la novela, donde recordemos también que la presencia de los animales es esencial: el tema de la clonación, que obsesionaba a la sociedad en los 60. En la película todo es muy distinto. Creo que si Dick hubiera vivido le tendríamos en plan Stephen King echando pestes de la adaptación de El resplandor». Blade Runner ha adquirido autonomía como fenómeno cultural, fuera del influjo de Dick. «A día de hoy ¿Sueñan los androides…? no es de lo más recordado de Dick, en favor de Ubik o El hombre en el castillo», sostiene Rico. «La película, por su parte, ha alcanzado un estatus monumental».

'Blade Runner'
Rutger Hauer en 'Blade Runner'

Las inmensas preguntas

Todo lo cual condujo a que, en 2017, Denis Villeneuve se atreviera a dirigir la continuación. Blade Runner 2049 es una película que tanto en Rico como en Álvarez despierta sentimientos encontrados. Rico afirma que el film se inscribe «en esa corriente que va de TRON: Legacy hasta Jurassic World y las secuelas de Star Wars». «Una corriente del mainstream que camina sobre las huellas del clásico de turno para reflexionar sobre el carácter de este clásico, sobre su validez o vigencia».

«El problema es que muchas veces no son capaces de abandonar la nota al pie. Pero Blade Runner 2049 sí tiene algunas reflexiones muy potentes, y además la dirección de fotografía de Roger Deakins le otorga capacidad a las imágenes para sobrevolar el trabajo que hizo Scott». Blade Runner 2049 da un protagonismo a K (Ryan Gosling) que focaliza la primera mitad de la película para que justo después reaparezca Harrison Ford como el eterno Rick Deckard. «Se halla entre las dos respuestas que ha dado el cine contemporáneo: ser capaz de ir más allá del referente para mirarlo desde la distancia, o seguir atado en exceso al mismo».

Fotograma de 'Blade Runner 2049'
Fotograma de 'Blade Runner 2049'
Warner Bros.

Álvarez niega por su parte que entre en el cauce nostálgico de El despertar de la Fuerza. «El Episodio VII encarna los peores vicios de la nostalgia. Películas hechas por fans que siempre dicen lo mismo: me he criado con estas películas, sé que no las puedo igualar, es un homenaje… la cuestión es que creo que nostalgia de Blade Runner no tiene nadie», asegura Álvarez, recordando que la película llevaba gestándose años con Scott al frente. «La nostalgia tiene un punto fetichista traducido en el merchandising del film, y Blade Runner se ha mantenido ajena a eso».

La vigencia de la película de Scott habría ido, pues, por otro lado. «Blade Runner es el fracaso más influyente de la historia del cine. Fue un batacazo en taquilla que no vio nadie hasta que se recuperó en formato doméstico 10 años después», recuerda Álvarez. «No hay película de ciencia ficción que no pase por Blade Runner: incluso algo tan alejado como Star Wars, cuando retrata los bajos fondos de Coruscant, vuelve a los neones, al humo y las alcantarillas».

La estética de Blade Runner iluminó al cyberpunk y todo lo que vendría después pero, sobre todo, nos iluminaron sus reflexiones. «No hay que olvidar que es ciencia ficción existencial y sus reflexiones siguen vigentes, sus preguntas se siguen preguntando de forma parecida a como se las preguntaba la obra de Scott», cuenta Rico. «Ha pasado el tiempo por ello, pero no ha caducado. Volvemos a ver obras con variaciones o matices que se preguntan lo mismo y casi de la misma manera. El film de Scott atinó a articular las preocupaciones existenciales de una cierta época, y es una época en la que al parecer seguimos viviendo».

Sean Young en 'Blade Runner'
Sean Young en 'Blade Runner'

«Un profesor de Filosofía me decía ‘os haré leer muchas cosas, pero realmente en 2000 años le seguimos dando vueltas a lo que plantearon Platón y Aristóteles’». Álvarez cifra la relevancia de Blade Runner en que «por mucho que pase el tiempo, las grandes preguntas son las mismas». «Quiénes somos, adónde vamos, qué nos hace humanos. Como son preguntas a las que nunca se les acaba de dar una respuesta plena, la película es atemporal por lo mismo que lo es una obra de Shakespeare: porque aborda el corazón de la humanidad. Y eso nunca pasa de moda».

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