Las películas y series sobre el Japón feudal que no puedes perderte si te ha encantado 'Shogun'

Los señores de la guerra manejan sus intrigas, las katanas decapitan sin descanso y nosotros no podemos disfrutar más. Si eres fan de la serie de Disney+, aquí tienes unas recomendaciones que no debes pasar por alto.
Hiroyuki Sanada en 'Shogun' y Toshirô Mifune en 'Trono de sangre'.
Hiroyuki Sanada en 'Shogun' y Toshirô Mifune en 'Trono de sangre'.
Cinemanía
Hiroyuki Sanada en 'Shogun' y Toshirô Mifune en 'Trono de sangre'.

Shogun engancha que no veas, ¿verdad? Y no es de extrañar: con sus daimíos (señores feudales) que no se cansan de conspirar, sus jesuitas en acción y ese Blackthorne (Cosmo Jarvis) luchando por enterarse de algo, la serie de Disney+ transmite poderosamente el horror y la majestad de Japón durante el periodo Sengoku, esa era de guerras civiles que duró casi dos siglos. 

Mientras Toranaga (Hiroyuki Sanada) prosigue su camino hacia el poder, es normal que uno se quede con ganas de más. Y, por suerte, el cine está ahí para echarnos una mano. El cine japonés, en concreto, porque ahí encontramos una larga sucesión de jidai geki (películas de época, a ser posible repletas de sangre y katanazos) ambientados en esta época de la historia nipona. Estos son nuestros favoritos. 

'Trono de sangre' (Akira Kurosawa, 1957)

Durante el período Sengoku, el emperador de Japón no pintaba nada, pero el emperador del cine japonés es otra historia: tomando por los cuernos a su amado Shakespeare y con Toshirô Mifune en dándolo todo como perverso conspirador, Kurosawa bordó aquí una adaptación de Macbeth que cambia los páramos escoceses por las colinas niponas sin perder un ápice de su violencia ni de su magia (negra). 

'Kagetora, el guerrero' (Haruki Kadokawa, 1990)

La rivalidad entre Takeda Shingen y Uesugi Kenshin, dos de los señores feudales más poderosos de las guerras civiles, ha inspirado innumerables relatos a lo largo de la historia. Esta película, centrada en el segundo de estos daimíos, nos la relata a todo lujo, llegando a su ápice con una reconstrucción de la legendaria (y sangrienta) batalla de Kawanakajima. 

'Kagemusha' (A. Kurosawa, 1980)

Kurosawa también se dejó fascinar por la historia de los Takeda y los Uesugi: este filme, rodado con una ayudita de sus discípulos George Lucas y Francis Ford Coppola, recrea la leyenda según la cual el daimío Shingen murió antes de su última batalla, siendo reemplazado por un doble (Tatsuya Nakadai). Con una espectacularidad cien por cien kurosawiana, Kagemusha es un impresionante retrato del ocaso de la casta guerrera. 

'Rebelión' (Masaki Kobayashi, 1967)

Con Toshirô Mifune como protagonista, el director de la también imprescindible Harakiri nos aleja de los campos de batalla para recrear esas intrigas intestinas que tan frecuentes eran en los clanes de samuráis (y que solían terminar en atroces baños de sangre). Una crisis sucesoria es el pretexto para un enfrentamiento entre el amor y la lealtad lleno de escenas impactantes y con una extraordinaria BSO de Tôru Takemitsu. 

'La princesa Mononoke' (Hayao Miyazaki, 1997)

El maestro del anime nunca ha sido afecto a las cosas de los samuráis... pero su película más carnicera es una notable excepción. Centrada en el antagonismo entre los humanos y la naturaleza, la historia de San, Ashitaka y la siempre badass lady Eboshi transcurre con las guerras civiles como telón de fondo, dedicando escenas selectas a mostrar qué piensa Miyazaki de la casta guerrera (spoiler: nada bueno). 

'Ran' (A. Kurosawa, 1985)

¿Otra de Kurosawa? Pues sí, pero qué le vamos a hacer si nadie supo rodar como él escenas de samuráis masacrándose. Su último gran filme épico, y su última adaptación de Shakespeare (en este caso, de El rey Lear) lo demuestra mediante la historia de un clan feudal desgarrado por el conflicto entre los tres hijos de su daimío (Tatsuya Nakadai). Prepárate para algunas de las batallas más espectaculares que vas a ver en tu vida. 

'Cuentos de la luna pálida' (Kenji Mizoguchi, 1953)

Mientras los samuráis chocaban sus aceros, ¿qué hacían los plebeyos del Japón feudal? Pues, como vemos aquí, subsistir a duras penas mientras se buscaban la vida. Ojo, de todas maneras, porque esta película no es un atroz dramón, sino una historia de fantasmas llena de emociones a flor de piel y rodada con simpar elegancia. 

'Onibaba' (Kaneto Shindô, 1964)

Al igual que Mizoguchi, Shindô nos muestra el período Sengoku a través de un relato fantástico. Pero, si Cuentos de la luna pálida optaba por la sensibilidad y la poesía, este filme sobre un yelmo poseído y una rivalidad suegra-yerno algo más violenta de lo normal no se corta un pelo en lo que se refiere a la mugre y el terror. No en vano fue una de las inspiraciones de William Friedkin cuando rodó El exorcista. 

'Rikyû' (Hiroshi Teshigahara, 1989)

Dejemos las truculencias a un lado para ofrecer un biopic histórico de los de toda la vida. Este clásico del cine japonés se centra en la figura de Sen no Rikyû, maestro de la ceremonia del té que sirvió a algunos de los daimíos más importantes de las guerras civiles (entre ellos, Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi), tratando de mantener su integridad como artista en medio de sus intrigas. 

'Sengoku Basara' (serie, 2009-2011)

¿Quién necesita rigor si tiene espadazos? Basada en los videojuegos de Capcom, esta serie animada ofrece un auténtico potaje de figuras históricas convertidas en héroes de acción, con el siempre ominoso Oda Nobunaga ejerciendo de villano principal (apodándose 'el Rey Demonio del Sexto Cielo', no lo iban a sacar como un santo). Y, si quieres más, tienes toda una franquicia: lo que es historia, aprenderás poca, pero no te vas a aburrir. 

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